La moneda es uno de los inventos más importantes del ser humano, y también uno de los más tardíos (tal cual es entendida como hoy en día, pieza metálica emitida por el gobierno). Se cree que no aparece hasta el siglo VII antes de J. C. Antes de la aparición de la moneda el ser humano comerciaba a base de intercambio de elementos varios, acto que es igual de antiguo que el hombre. La evolución de este sistema de intercambio fue la que dio lugar a la aparición de la moneda.
El primer sistema de intercambio fue el "Trueque", que consistía en intercambiar los productos que le sobraban a uno por otros que necesitaba y le sobraban a otro o un servicio. Este "intercambio" tenía el inconveniente que había que encontrar a alguien que necesitara lo que a una le sobrara y que le sobrara lo que uno necesitaba o quisiera realizarle el servicio. Además tenía otro inconveniente, encontrar la justa medida de los productos a intercambiar. Este sistema de trueque desemboca en la moneda no metálica, que es utilizar un material normalmente deseado por todos (según su gremio, pieles, grano cabezas de ganado...) como patrón para valorar los demás productos y usarlo como referencia para el intercambio.
Con el descubrimiento del metal y su utilización para la fabricación de armas y demás objetos, este adquiere gran importancia y se convierte en el principal elemento y patrón para el intercambio. El fácil manejo de la moneda metálica dio lugar a que cada pueblo acuñara su propio numerario y a la falsificación del ajeno. Estas monedas en principio serían de metales nobles oro, plata y aleaciones con estos y circulaban al peso, según la tasación del metal en el momento.
Las primeras monedas metálicas conocidas se le atribuyen a "Candaulo", rey de Lidia (Asia Menor) hacia el 685 antes de J. C. Desde allí se fue extendiendo por todas las zonas cercanas rápidamente y gracias a los griegos y fenicios a todos los ámbitos del mediterráneo.
En el siglo III antes de Jesucristo, la Península Hispánica aparece ocupada por una multitud de pueblos y culturas diferentes. Todos estos pueblos carecen de moneda pero no de alfabeto, el cual aparece reflejado más adelante en las monedas. Con la llegada de los primero comerciantes a la península llegan las primeras monedas y, según se van mezclando las diferentes cualturas, van empezano a aparecer sus caracteres en ellas.
Las primeras monedas son introducidas en el pueblo ibérico por los Griegos y sus primeras colonias en la península. Es de suponer que trajeran monedas de sus ciudades y las extendieran por todo el Mediterráneo. Los primeros intercambios que los griegos harían con los pueblos indígenas deberían ser por el sistema del trueque, pues ellos desconocían la moneda. Cada colonia griega comerciaría con sus metrópolis con la moneda utilizada normalmente. La colonia de Ampurias (Emporiton) y Rosas (Rodeton) labraron moneda muy pronto, pero en cantidades pequeñas a imitación de las monedas atenienses. Pronto van tomando carácter propio y van introduciendo caracteres y tipología íberas, pero conservando la métrica de su origen. Con la decadencia de Atenas, se empieza a imitar la moneda de Sicilia, que alcanza ahora su mayor esplendor.
Las primeras acuñaciones de Dracmas se realizan con el paso de Aníbal, repitiéndose nuevamente cuando Cneo Escipión desembarca en Ampurias con un poderoso ejército (218 antes de Cristo) y establece allí su cuartel general. La difusión de estas monedas fue enorme, esto dio lugar a numerosas copias de éstas que se conoce con el nombre de "Dracmas de imitación Emporitana". Prácticamente todas las acuñaciones que se realizan son en plata, cuya moneda principal es el Dracma. Se realizan acuñaciones de dracmas y algunos de sus divisores. En cobre se acuña el calco.
La gran riqueza metalífera del sur de España hace que sea un lugar muy atractivo para el asentamiento de diferentes pueblos para realizar intercambios comerciales.
Uno de los primeros pueblos que se instaló fuel el Fenicio, fundando rápidamente factorías y las ciudades de Agadir (Cádiz), Ibisim (Ibiza), Sexi (Almuñécar), Abdera (Adra) y Malaca (Málaga). Agadir, fundada hacia el año 1000 a. C., adquiere pronto gran renombre y pujanza, que mantuvo a través de la influencia cartaginesa y después como ciudad federada romana. Prueba de ello es que en sus monedas perdura la leyenda fenicia y no latina. Algo más tarde se funda Ibisim, hacia el 650 a. C., que se mantiene como enclave o pequeña factoría púnica hasta mediados del siglo V-IV a. C. Después de las guerras púnicas pasa también a ser ciudad federada romana. Agadir e Ibisim son las dos únicas cecas que realizan acuñaciones en este periodo con el sistema fenicio.
Los monedas que se acuñan durante este periodo son en plata y cobre. En plata se acuña el Dracma y sus divisores el Trióbolo o Hemidracma (1/2 dracma), Óbolo (1/6 dracma), Hemióbolo (1/12 dracma), Trihemitartemorion (1,5/24 dracma), Tartemorion (1/24 dracma) y Hemitartemorion (1/48 dracma). El peso de estas dracmas es equivalente al que se utiliza en Ampurias y en Rosas. En cobre se realizan acuñaciones con valores de 2 calcos, 1 calco, 1/2 calco, 1/4 calco y 1/8 calco.
Como consecuencia de la primera guerra púnica, se acrecienta la dominación comercial y política de los cartagineses del sur de Hispania, que con el tiempo llegan hasta la meseta central. Asentados ya permanentemente en la penínsual cran una nueva capital con el nombre de Cartago Nova y firman un tratado con los romanos estableciendo el límite fronterizo en el Ebro. Empiezan a realizarse acuñaciones de monedas en oro, con el nombre de Estátera. En plata se acuñan siclos, múltiplos y divisores. Y en cobre el Calco y sus divisores.
Una vez roto el tratado entre romanos y cartagineses comienza la segunda guerra púnica, lo que da lugar a la llegada de los romanos a la península, que se establecen en la zona de Tarragona. Tras 10 años de guerra los romanos hacen caer el imperio cartaginés y con él a la ciudad de Cartago Nova, tomada en el 209 a. C.
Dentro de la zona cartaginesa hay dos ciudades, Arse (Arsgitar-Sagunto) y Saitabi (Saitaietar-Játiba), que acuñan monedas, en plata, durante la segunda guerra púnica con caracteres íberos y con valores de siclo, dracma (1/2 siclo), trióbolo (1/2 dracma) y óbolo (1/6 dracma).
La moneda Romana en la Península
La conquista por los romanos en la península de los territorios ocupados por los cartaginenses y sus aliados fue breve pero cruenta. En el 197 antes de Cristo se fijan los límites de las dos provincias en las que habría de dividirse estos territorios hasta comienzos del imperio; "Hispania Citerior" (formada por Cataluña, valle del Ebro y el litoral mediterráneo hasta Vera) e "Hispania Ulterior" (prácticamente la Andalucía actual).
Las acuñaciones más antiguas de la península se caracterizan por el As de 27 gramos, todas con epígrafes ibéricos, pues son para que las entiendan los indígenas. Primeramente todas las monedas que se acuñan son de Bronce y como base tienen el as citado anteriormente (y sus divisores, semis, triente, cuadrante, sextante y onza), que con el paso del tiempo cada vez se van acuñando de menor peso. Poco a poco, para contentar a los legionarios romanos de España, se van introduciendo en las monedas los caracteres latinos. Aunque la tipología y, en muchas ocasiones, el alfabeto de las monedas sigue siendo el indígena, la nueva métrica de las monedas es ya romana. Los nuevos valores que se acuñan en plata son el denario y el quinario (1/2 denario). En cobre los nuevos valores que se cuñan son el as y sus divisores, semis (1/2/ as), triente (1/3 de as), cuadrante (1/4 de as), sextante (1/6 de as) y la onza (1/12 de as).
Durante este periodo hay numerosos talleres que acuñan moneda con diferentes tipos, aunque la mayoría con tipos muy similares. Casi toda la moneda que se labra en esta época es en cobre.
Durante el reinado de Octavio (27 a. C. - 14 d. C.) se pone fin a estas labras de tipo ibérico, disminuyendo considerablemnete el número de cecas que labran moneda y pasando a unos tipos muy romanizados.
Este tipo de acuñaciones "ibéricas" se dan en la península mientras en Roma están las acuñaciones de la "República". Perdurando hasta casi la entrada del imperio romano, cuando ya se van imponiendo las acuñaciones con tipos, formas y leyendas como las acuñadas en el resto del imperio romano.
En el año 27 antes de Cristo, Caius Iulius Caesar Octavianus recibe el título de Augustus. Para la península, este año es de gran importancia por cuanto el emperador reorganiza su división administrativa. La provincia Hispania Ulterior se divide en Bética y Lusitana, la Citerior se denomina Tarraconense. Durante el reinado de Octavio se promulga la ley Julia, que determina una reforma monetaria muy importante que afecta a todos los metales.
Se comienzan a realizan acuñaciones de transición, consistentes en monedas de estilo ibérico pero donde aparecen leyendas latinas. Dichas acuñaciones dan paso a las acuñaciones ya plenamente romanizadas. Se labran Áureos en oro, Denarios y quinarios en plata. En azofar (latón o cobre amarillo) se labran sestercios y dupondios con pesos de una onza (27 gramos) y media onza, con valor de 4 y 2 ases. En cobre rojo (cobre puro) deberían acuñarse los ases (con peso aproximado de media onza) y sus divisores.
La gran extensión del Imperio de Octavio obliga a emitir moneda en un gran número de talleres diferentes, tanto en la península como fuera de ella. En la primera época del Imperio comienzan a circular por Hispania, conjuntamente con la moneda provincial acuñada en la península, moneda acuñada en talleres exteriores, hecho que se acentúa conforme va avanzando el Imperio, desapareciendo casi por completo los talleres y las acuñaciones en Hispania.
En época de Augusto la moneda era de buena ley y un áureo equivalía a 25 denarios. Muy pronto esta moneda empieza a degenerar terminando en contener el 40% o 50% de plata. Esta lamentable situación monetaria se remienda un poco bajo Caracalla (211-217) que instaura el "Antoniano", o doble denario, equivalente a 5 sestercios. Sólo contenía un 20% de plata resultando 4 veces de peor ley que el denario de Augusto, pero con el doble valor. Con este fraude el emperador obtenía un beneficio de 8 veces el valor de la moneda de Octavio. La degeneración de estas monedas es incontenible, llegando a ser de cobre y bañadas en plata. El antoniano desaparece hacia el año 250.
Diocleciano realiza una reforma más importante en el año 293. En bronce instaura la moneda Majorina o follis, con peso entre 9 y 13 gramos. En plata aparece el miliarense, llamado así porque mil piezas equivalían a una libra de oro.
Acuñaciones a partir de Diocleciano hasta Constantino (306-337 d. C.)
Constantino establece en la vieja colonia griega de Bizancio la nueva capital, Constantinópolis en el año 330 d. C., justificando la preponderancia que vuelve a tener oriente. Teodosio (346-395 d. C.) divide el impero entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, creando así el imperio romano de oriente y el de occidente. En este periodo aparece el nummus, moneda menuda de cobre.
El imperio Bizantino continúa con el sistema y acuñaciones como las de Teodosio, que ya se consideran propiamente bizantina, siendo la moneda base el sueldo (o sólido) de oro y acuñándose divisores de plata y bronce. Este tipo de moneda circula por Hispania hasta la llegada de los pueblos bárbaros, que en sus primeros tiempos continúan con ella e incluso la imitan.
Antes de la división del Imperio Romano por Teodosio, la moneda de oro romana (El sueldo o sólido) tiene tanto prestigio en el mundo civilizado hasta entonces, que es la única aceptada a la libre circulación por todos los pueblos que tienen trato con los romanos. Debido a este prestigio, los pueblos "Bárbaros" utilizan este numerario romano como si fuera el suyo propio y procuran copiarlo en todo mientras sea posible. Con la decadencia del imperio romano de occidente, es el imperio romano de oriente (el imperio bizantino) el que hereda el prestigio de la moneda romana de oro. En estas circunstancias llega a tal extremo la imitación de la moneda de oro romana por los pueblos bárbaros, que se labran monedas con nombres de emperadores bizantinos, tanto vivos como ya muertos, en lugar de su propio nombre. Sólo mucho tiempo después se atreverán a labrar moneda con su propio nombre.
El numerario de estos pueblos consta de monedas de oro, plata y bronce. Utilizan el abundante numerario imperial romano con lo cual practicamente sólo acuñan en oro, que era la moneda que más escaseaba. Todas las piezas acuñadas por ellos son réplicas de las imperiales, pero con pesos reducidos. La moneda que acuñan es el tremis o triente, que es un tercio de la moneda de oro romana.
El numerario de este pueblo es casi exclusivamente de oro, sueldos y tremises pero, como en momentos de escasez, se labran piezas en plata con baños de oro o con mezcla de oro y plata con proporción bajísima de oro, dando lugar a piezas que son completamente blancas en la actualidad. También se labran en ocasiones pequeños, casi minúsculos, bronces, los nummus. Todas las piezas acuñadas durante este periodo son imitaciones de los sueldos bizantinos, en muchas ocasiones copiando incluso las marcas del taller que las labra, aunque con letras traspuestas, lo que las delata.
Entre los años 575-578 el pueblo visigodo inicia las emisiones monetarias con plena soberanía, apareciendo el nombre del monarca reinante y la ceca de acuñación, suprimiéndose ya todos los datos del imperio bizantino. No se conocen las causas que producen este cambio tan radical.
Durante el reinado de Leovigildo se suceden tres tipos de trientes; El primero es con busto a derecha en anverso y victoria a derecha en reverso, como continuación de las acuñaciones de reinados anteriores. El segundo tipo se inicia entre 580 y 584, con busto a derecha en anverso y cruz sobre gradas en reverso. El tercer tipo se inicia cuando Leovigildo lleva a efecto la sumisión de Sevilla y su hijo Hermenegildo (584), consta de busto de frente repetido en ambas caras.
Desde el año 584 hasta el reinado de Chindasvinto (642-653), éste último tipo se generaliza por todo el ámbito del país (con algunas variaciones en los bustos según la época), desapareciendo en época de Recesvinto (653-672).
Además del tipo tercero de estas monedas, hay otros tipos de acuñaciones paralelas con tipos distintos y de mayor escasez.
Con Chindasvinto (642-653) aparecen tres tipos nuevos, motivados por compartir parte de su reinado con su hijo Recesvinto. El primero de ellos consistente en bustos enfrentados en el anverso y cruz sobre gradas en el reverso. El segundo tipo, busto a derecha en anverso y monograma de ceca en reverso y el tercero, busto a izquierda y monograma de ceca en reverso.
Cuando Recesvinto asume en solitario el poder del reino (653-672), desaparecen las acuñaciones de monedas de busto de frente en ambas caras y emite dos tipos nuevos. Uno con busto a derecha en anverso y cruz equilátera en reverso y el otro con busto a derecha en el anverso y cruz sobre gradas en el reverso.
Ervigio (680-687) utiliza para sus monedas tipos ya existentes y, además, añade otro tipo consistente en busto a de frente en anverso y cruz sobre gradas en reverso.
Égica (687-702), al igual que Ervigio, mantiene algunas acuñaciones anteriores, pero también añade un nuevo tipo, cruz sobre triángulo en anverso y cruz sobre gradas en reverso. En el año 700 Égica manda que nombren a Witiza rey conjunto con el, esto da lugar a la aparición de un nuevo tipo, consistente en bustos enfrentados en anverso y monograma de ceca en reverso, que repite de manera ilusoria e infantil las parejas de bustos de las monedas imperiales.
Ya no se realizan acuñaciones de nuevos tipos de aqui hasta el final del dominio de los Visigodos.
La llegada de los musulmanes a la península cierra por completo la segunda fase monetaria de España (La primera fase la Greco-Cartaginesa de la Dracma y la segunda la Romana, del Denario de plata y el Sueldo de oro) y la introduce en el tercer sistema, el musulmán, con sus Dinares de oro, Dírhem de plata, y el Felús de bronce o cobre.
Las batallas de Guadalete y del valle de la Janda (en el año 711), suponen la derrota definitiva de Don Rodrigo a manos de Tarik, que rápidamente se apodera de Écija, Córdoba y Toledo, la capital, donde Muza en el año 713 proclama monarca al Califa de Damasco.
En el aspecto numismático la invasión musulmana supone el fin del numerario romano y visigodo, en cuanto se refiere a sus monedas como patrones de unidades monetarias. España comienza ahora unas acuñaciones totalmente diferentes a las anteriores, pero ello no implica la desaparición absoluta del circulante anterior, pues los cobre se siguen utilizando con unas equivalencias y el oro y la plata se cambian al peso como ha ocurrido otras veces. En líneas generales el numerario árabe se distingue por carecer de figuras humanas, pues lo prohíbe el Corán. En consecuencia las caras de las monedas se cubren totalmente de leyendas elusivas a Mahoma y al monarca reinante, sin olvidar a otros personajes importantes, fechas y cecas.
Las primeras monedas Hispanoárabes tienen como particularidad ser de cospeles reducidísimos, de 10 a 12 mm de diámetro, muy gruesas y admitiendo motivos, justamente todo lo contrario de las características de la moneda árabe en su periodo de apogeo. Estas primeras monedas son principalmente dinares de oro, con pesos equivalentes a los sueldos bizantinos, y también diferentes fracciones de ellos. Las primeras monedas se podrían dividir en dos grupos, la serie latina, con leyendas en latín, y la serie bilingüe, con leyendas en árabe y parte de latín. Los primeros Feluses, la moneda árabe de cobre que es una derivación del follis bizantino, contiene figuras y leyendas en latín. Estas monedas son consideradas como transicionales y sus emisiones duran desde la invasíón en el año 92 de la hágira hasta el año 102 de la hégira.
Las acuñaciones propiamente islámicas comienzan en el año 102 de la hégira (720 de nuestra era) y se caracterizan por carecer del nombre del califa, pero contemplándose el año de emisión. Se labran desde entonces piezas de oro, plata y cobre ya con leyendas islámicas. La primera emisión de monedas de oro de este periodo finaliza inexplicablemente en el año 106 H (724).
El Dírhem, nombre que deriva de la dracma a través de las emisiones persas Sasánidas, es de plata, con las excepciones de periodos turbulentos o decadentes en que se labran en cobre. Su peso oscila entre 2,58 y 2,96 gramos, normalmente, y su valor viene a ser la décima parte del Dinar. En este periodo sus emisiones llegan hasta el año 131 H (749), año también en que se destrona a los omeyas de oriente.
Estas monedas siempre reflejan en el anverso una profesión de fé y una misión profética en el reverso.
Una revolución permite entronar en el califato de oriente a la familia Abasida, descendientes del tío del profeta. A causa de este motivo todos los descendientes de la familia Omeya fueron perseguidos y asesinados. Sólo Abderramán ben Moawia, nieto de Hixem, logró escapar y llegar a la península ibérica, donde se instala y forma un reino independiente al de Damasco en el año 138 de la Hégira (755) y se da a si mismo el título de Emir.
Durante todo este periodo no se acuñaron monedas de oro, pues a pesar de su independencia en lo político, todos los emires reconocieron siempre como califa o jefe supremo de su religión, al de oriente. Con lo cual no se acuñaron monedas de oro que estaban reservadas exclusivamente para el Califa. El oro que circularía por la península sería el acuñado anteriormente más el acuñado en oriente.
Las monedas de plata acuñadas, dírhems, se diferencian principalmente del periodo anterior por las fechas. Su equivalencia con el dinar se mantiene aunque el valor de este último aumenta en ocasiones hasta 20 dírhems.
Sin embargo los feluses atribuidos a este periodo son totalmente distintos a los anteriores, están bien grabados, son más delgados y de mayor diámetro. Suelen carecer de fecha y ceca.
En un momento en que el califato de oriente se encuentra en decadencia debido a las disgregaciones territoriales y los fatimidas, que tienen la osadía de erigirse como Califas, Abderramán III ben Mohamed hace lo mismo en la península y se proclama Califa, creando así el Califato de Córdoba.
Caracteriza a este periodo la acuñación de moneda de oro y plata ya con el nombre del califa.
Sus dinares de oro son unas de las monedas más apreciadas en el concierto europeo de la época. A la ceca de Córdoba se la sigue llamando, como en tiempos anteriores, Al- Ándalus, pero destaca la fundación de la ceca Madinat-Al-Zahra en el 336 H, que acuña durante 29 años mientras el taller cordobés se cierra. Hacia el año 365 H cambian las tornas y es el taller cordobés el que acuña. En este periodo el dinar vuelve a la equivalencia de 10 dírhems. Todas las piezas de oro y plata contienen el nombre del califa, precedido del título de imán, seguido del de amir almuminin y del sobrenombre que adopta cada uno.
La muerte de Almanzor en el año 1002 de nuestra era señala el comienzo de la rápida caída del califato de Córdoba. Se producen multitud de guerras y se instauran y desaparecen numerosos reinos, los cuales reciben el nombre de Taifas. En este periodo la ciudad de Toledo, constituida como un reino taifa, es reconquistada por Alfonso VI en el año 1085.
La moneda de esta época es continuación de la de la época califal y según la riqueza y poderío de cada reino las monedas son de mejor o peor ley. Aunque en algunas ciudades se acuñan preciosos dinares, como en Sevilla, el oro escasea y abundan divisores de baja ley. Los dírhems son más numerosos, pero con apenas un 20% de plata, degenerando hasta ser de puro cobre, lo cual explica la práctica ausencia de feluses. Con toda esta disgregación el número de cecas aumento enormemente.
Cuando los Abbasidas expulsaron del trono a los Omeyas, la mayor parte del Norte de África se disgrega en múltiples reinos. En el último tercio del siglo XI aparece el imperio Almorávide, que procedían del Sahara y se consideraban restauradores de la ortodoxia islámica y reconocedores del califa de oriente. Su venida a la península fue motivada por el terror que sentían los árabes residentes en España al conquistar Alfonso VI Toledo y que piden ayuda a estos. Después de ocupar Sevilla y Badajoz, sostienen y ganan la batalla de Sagrajas (1086) contra Alfonso VI. Ésta victoria induce a los reyes taifas a reconocer a Yusuf, el gobernante de los almorávides, como amir y a negar desde ese momento los tributos que pagaban a Alfonso VI, normalmente en moneda de oro. Yusuf vino tres veces a la península, en su última visita fue reconocido como señor por todas las taifas menos la de Zaragoza, reino que conquistó temporalmente su hijo Ali (1106-1143), pero ya no pudo recuperar Toledo.
De manera semejante a lo califal, los almorávides incluyen su nombre en las monedas precedido de algún título, y con frecuencia se incluye el nombre del príncipe heredero.
En oro labran dinares de 3,88 gramos aproximadamente, que los cristianos denominan "Morabetinos", que con el tiempo llegaron a ser su unidad monetaria.
En plata labran dírhems de 2 gramos aproximadamente, pero que son escasísimas y rara vez se ven. También labran diferentes divisores de dírhem, con pesos muy reducidos, denominados "Quiraltes". Los hay de 1 gramo, medio, cuarto, octavo y dieciseisavo.
Con la relajación del poder almorávide, se vuelve a desmembrar el reino en comarcas, algo similar a las taifas.
Un nuevo pueblo, perteneciente a la tribu de Mazmuda, da fin en el norte de África al impero almorávide. A este pueblo se lo conoce con el nombre de Almohade. Se apoderan de Orán y Marruecos, pasan a la península y allí se le rinden la mayor parte de las taifas almorávides. Abuyacub Yusuf conquista la taifa de Murcia, pero su sucesor Abu Abdala Mohamed en Nasir es severamente derrotado en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) por la coalición de los Reyes cristianos, que desde este momento recuperan la hegemonía política y militar de la península.
En el aspecto económico y monetario el sistema almohade resulta trascendental para la moneda de castilla. Suprimen la aparición de la fecha en las monedas y la ceca de acuñación, que sólo aparece en algunos ejemplares y en caracteres minúsculos. Realizan una devauluación de la moneda bajando el peso de la moneda.
En oro labran dinares de 2,32 gramos y su múltiplo, "Dobla", de 4,60 gramos, que es la pieza más abundante. Éste valor es imitada en castilla desde el reinado de Fernando III y llegando hasta la reforma que realizan los Reyes Católicos en 1497.
En plata se labran dírhems de 1,50 gramos, medios dírhem y un cuarto de dírhem. Todas ellas introducen como novedad que son acuñadas en cospeles cuadrados, siendo así la primera moneda cuadrada de la península.
Estas monedas son las más fáciles de identificar, las de plata son cuadradas y las de oro presentas un cuadrado dentro de un círculo exterior. Por el contrario se dificulta la lectura al cambiar los caracteres cúficos por los nesjiers, que tienden a la cursiva. La mayoría de las de plata son anónimas.
El primer reino que alcanza importancia en este periodo es el de Murcia, creado por un descendiente del de Zaragoza. Sus monedas son de oro y plata del estilo a las almohades, pero redondas y a veces incluyen la ceca y la fecha. Las de plata carecen de leyenda marginal. En 1269 Murcia cae en poder de los cristianos, con lo cual es el reino de Granada el que hereda la importancia del de Murcia y en el que los árabes instalan su capital. La moneda de este periodo se extiende desde la primera mitad del siglo XIII hasta finales del siglo XV, cuando son expulsados definitivamente por los Reyes Católicos en 1492. Las doblas y los dírhems carecen de fecha, pero la moneda de cobre si la tiene. Las monedas de plata carecen del nombre del monarca y las de cobre sólo contienen la ceca y la fecha.
La rápida conquista de los musulmanes debió ser una de las causas de que la población hispano-romana continuase en sus hogares después de la caída del reino visigodo. En la frontera superior, situada en el río Ebro, los árabes organizaron tres provincias: Albaquenex, con pamplona; Es seistum, en el río segre; y Arlith, que incluía Zaragoza y Huesca (Saracusta y Weschka).
Probablemente a mediados del siglo VIII existen en el pirineo algunos grupos rebeldes, protegidos más o menos eficazmente por las huestes carolingias. Lo escabroso del país permitió a este grupo mayor libertad de movimientos que en la zona catalana y consecuencia de ello fue erigirse en monarcas, con toda seguridad sin consentimiento carolingio ni asturiano. Foco gemelo, pero más pequeño es el de Aragón, limitado por su origen al valle alto del río de este nombre.
A la caída del califato a principio del siglo XI, en esta frontera se constituyen diversos reinos, predominando el fundado por Abu Ayu Ayub Suleimanben Hud, el cual labró moneda en Zaragoza, Lérida, Calatayud y Tudela, lo que explica que en algunos casos estas piezas continuaran labrándose posteriormente bajo reinos cristianos.
Con Sancho III el Mayor (1000-1035) adquiere Navarra su mayor extensión territorial y dicho monarca se convierte en el más poderoso de la península, aunque reconoce la hegemonía del rey leonés por ser heredero directo de los monarcas visigodos. Sancho III dispuso que a su muerte se dividiera el reino entre sus cuatro hijos.
Orientados estos reinos hacia Francia, tanto en lo político como en lo religioso (principalmente por el camino de Santiago), es natural que sus primeras monedas siguieran la tónica de los pirineos, como Cataluña. Se acuñan dineros y óbolos en vellón, que se cuentan en sueldos y libras.
La primera cita monetaria conocida es del año 1068, correspondiendo al reinado de Sancho Ramírez (1063-1094). Durante su reinado murió Sancho IV Garcés (rey de Navarra 1054-1076) y los navarros decidieron unirse al reino de Aragón, conjunción que se mantuvo hasta el año 1134. Este hecho dio lugar a la venida de Alfonso VI de Castilla, quien por su mayor categoría (rey de León) hizo una división del reino del difunto. Alfonso se queda con una parte, cede otra a Sancho Ramírez y con el núcleo principal fundó el condado de Navarra, que pasa a manos del rey aragonés en calidad de feudo del rey castellano.
Contra lo que se pudiera suponer, las emisiones monetarias de Sancho Ramírez son muy abundantes.
Pedro I (1094-1104) gobierna conjuntamente Aragón y Navarra. Venció en Alcoraz a Almostain billah Abu Giafar, de Zaragoza, y toma Huesca en 1096. De Pedro I se conocen monedas con tipos equivalentes a los de su antecesor, salidas de los talleres de Jaca, Pamplona y Monzón.
Alfonso I (1104-1134), el batallador, casó en 1108 con Doña Urraca, uniendo por algún tiempo Castilla y Aragón. Debido a este matrimonio en algunas ocasiones recibe el título de emperador. Obtuvo importantes victorias en la reconquista de Barbastro, Zaragoza, Tudela y Calatayud (años 1110, 1118, 1119, 1120 respectivamente). Sus talleres repiten modelos de monedas anteriores, pero con su nombre.
Alfonso I había dispuesto que a su muerte se dividiera el reino, recibiendo Aragón y Navarra las órdenes religiosas del Temple y de San Juan de Jerusalén, pero su hermano Ramiro II, el monje, se alzó y se quedó con Aragón. Estos reinos vuelven a unirse en tiempos de Juan II de Aragón. Entre tanto, Alfonso VII de Castilla penetra en el valle del Ebro y se apodera de Nájera y de Zaragoza. Alfonso VII dio primero el reino de Zaragoza a García IV, el restaurador, rey de Navarra (entre los años 1135-1136), y más tarde a Ramiro II, quien nombró príncipe de Aragón y Zaragoza al conde Ramón Berenguer IV, de Barcelona, quien un año después fue reconocido por el emperador Alfonso VII como poseedor de estos territorios. Tales acontecimientos dan lugar a diversas emisiones monetarias, unas conocidas por documentos y otras por piezas físicas.
Heredero de Ramiro II fue Ramón Berenguer IV (1131-1161), conde de Barcelona y príncipe de Zaragoza. La conquista de Tortosa, Lérida y Fraga, extiende considerablemente el área de circulación de la moneda jaquesa, que es cuaternal, como la barcelonesa coetánea.
Alfonso II (1161-1196), hijo de Ramón Berenguer y de doña Petronila, es el primer rey de Aragón y Cataluña, y continúa las emisiones cuaternales de su padre (maravedí = 7 sueldos = 84 dineros, en el año 1171).
Pedro II (1196-1213) quiso ser coronado por Inocencio III y a tal efecto tuvo que infeudar el reino. A su regreso, en 1205, instaura el impuesto del maravedí, que se le debía abonar cada séptimo en caso de que no labrase numerario. Durante éste reinado debieron funcionar varios talleres, pues en un documento se lee que concede al obispo de Huesca la décima del beneficio que se obtuviese labrando moneda. En 1203 se evalúa en Lérida una Mazmudina (media dobla) en cinco sueldos y cinco dineros. Mazmudina de 2,34 gr de oro = 23,40 gr de plata, contenidos en 65 piezas. En 1212 concedió a la orden del Temple la custodia de los cuños de lo moneda jaquesa.
El comienzo del reinado de Jaime I (1213-1276) se caracteriza por una malísima emisión de dineros en 1215 que fueron anulados en 1218. En 1234emite, por vez primera en la corona de Aragón, dineros ternales (un cuarto de fino), cuatro de los cuales contenían la plata de tres de los viejos. En 1254 se realizan en Lérida una emisión de miajas (óbolos), para sufragar los gastos de la guerra contra Alfonso X de castilla, y en 1259 nueva emisión de dineros en Lérida y Zaragoza como subsidio para una proyectada cruzada en Tierra Santa.
Bajo Alfonso III (1285-1291), en Tortosa se sustituye la moneda jaquesa por la de Barcelona y en el reinado de Jaime II (1291-1327) se promulga el fuero para acuñar más dineros, pues no se labraban desde Jaime I. Las piezas acuñadas son similares a las de Jaime I, pero con ligeras diferencias. En 1310, al regreso de su victoriosa campaña en Almería, circuló momentáneamente por Valencia el dinero jaqués, a razón de 12 dineros de éstos por 18 de valencia.
Pedro IV (1335-1387) el ceremonioso, instaura el florín como moneda de oro. Desde el principio se arroga el derecho de su acuñación, por encima de las cortes de Barcelona, Valencia o Zaragoza. Pedro IV mandó secretamente hacer gran multitud de moneda falsa, sobre todo de moneda castellana.
Juan II (1458-1479) casó de primeras nupcias con Blanca de Navarra, incorporando este reino, que se volverá a separar a la muerte del monarca. Después de la guerra mantenida con Cataluña por el desheredamiento de su primogénito Carlos, príncipe de Viana, en beneficio de Fernando, labra en Zaragoza reales de plata de 3,20 gramos (en 1475). A partir de 1477 se empiezan a acuñar ducados en oro.
Fernando II el católico (1479-1516) casa en 1469 con Isabel de Castilla y en 1479 hereda el reino de Aragón a la muerte de su padre. Se labran reales, medios reales o sueldos con talla de 16 piezas en onza y peso de 1,68 gramos. Así mismo también mando realizar acuñaciones de medios sueldos o cuartos de real con doble talla y peso de 0,84 gramos, también denominados seisenos por vales 6 dineros de vellón (real = 2 sueldos = 24 dineros).
Durante el reinado de Sancho VI Garcés (1150-1194) continúan circulando las monedas anteriores. Durante el reinado de Sancho VII Sánchez el Fuerte (1194-1234) aparece la expresión de "sanchete" refiriéndose a los dineros de vellón labrados por los reyes Sanchos.
A Sancho VII le sucede Teobaldo I (1234-1253), iniciándose así la casa Champagne, cuyos dineros muestran una cruz y un castillete sobre media luna, imitando algunos dineros Navarros de Alfonso I. Algunas de estas piezas son atribuidas a Teobaldo II (1253-1270).
Con Carlos II el Malo (1349-1387) se entroniza la casa de "Evreux". Este hecho supone en Navarra un avance considerable en el aspecto monetario y financiero-administrativo, mediante la creación de la "Cámara de Comptos". Frente a los decadentes dineros sanchetes, y piezas de oro hispánicas, que ahora empiezan a extinguirse, aparece con mucha fuerza el numerario de oro, plata y vellón francés, los florines de Florencia y las múltiples imitaciones que el rey encarga a los talleres locales. Este alud de monedas implica que las equivalencias monetarias tengan una duración mínima.
El viejo dinero sanchete es sustituido por el dinero tornés negro y 13 de aquellos equivalían a un tornés de plata. Hacia 1355 la moneda menuda está representada por el dinero carlín, con cruz en un lado y el típico motivo tornés en el otro. Eran de 25 sueldos en marco con ley ínfima.
En oro se cuentan escudos con el rey sentado de frente y cruz floreada, reales de oro con el rey de pie y florines de 3,50 gr.
En plata se acuña el gros con talla de 72 piezas en marco y ley de 8 dineros. Su valor era de dos sueldos.
En 1377 se señala una acuñación de coronas de plata y de coronas de oro, a imitación de las francesas. Las primeras con un peso de 1,82 gramos y valor de un sueldo y las segundas de 23 quilates y 3,50 gramos de peso (imitando a los florines). En los años sucesivos la ley de estas monedas disminuye mucho.
A excepción del núcleo asturiano, los restantes focos de independencia frente a los árabes se sitúan principalmente en el Pirineo, pero carecen de importancia hasta que las incursiones de los imperiales carolingios dan lugar a la creación de la "Marca Hispánica", provincia fronteriza del Imperio Transpirenaico (como otras muchas) y gobernada por un marqués. Durante el reinado de Carlomagno esta "marca" reúne los condados de Pallars, Ribagorza, Ausona, Gerona, Barcelona y Ampurias. En tiempos de Luis el Piadoso se agregan Urgel y Cerdeña. El condado de Barcelona fue el que adquirió rápidamente más importancia.
Durante el tiempo que los condados catalanes forman parte del imperio carolingio, la moneda que circula es el dinero de plata labrado según el sistema metrológico instaurado por Carlomagno. El oro pre-carolingio sufría numerosas fluctuaciones, con lo cual lleva a su descrédito y en consecuencia se crea un numerario sobre la base de plata. La unidad de esta nueva moneda es el dinero, 12 de ellos hacen un sueldo y 25 de estos hacen una libra romana de 327 gramos. En el 755 se reduce a 22 sueldos los que componen una libra y los dineros se quedan con un peso aproximado de 1,28 gramos.
La gran novedad que introduce Carlomagno es implantar un sistema sobre la libra de 374 gramos dividida en 20 sueldos de 12 dineros cada uno con un peso de entre 1,55 y 1,60 gramos. Las monedas efectivas eran el Dinero y el Óbolo (mitad del dinero), ambas de plata fina. Su ley de fineza es la máxima que se podía lograr en esta época, 958 milésimas. Este sistema se instaura por todo su imperio perdurando de manera extraordinaria en los países europeos.
En la Marca Hispánica acuñan dineros de plata con ley y tipos carolingios las cecas de Barcinona, Inpurias, Rodda, y Gerunda. Suelen ser bastante raros y consisten en tres línesa en una cara y cruz equilátera con leyenda al rededor en la otra.
Estos dinero de plata carolingios debieron irse sustituyendo paulatinamente por otros locales a partir del momento que el condado de Barcelona obtiene la independencia y simultánemanete empieza la degeneración del numerario hasta obtener monedas de sólo un tercio de plata con Ramón Berenguer IV (1151-1162) y años más tardes desciende aún más.
Ramón Berenguer I (1035-1076).
Ramon Berenguer III (1096-1131).
Ramón Berenguer IV (1131-1162).
Ramón Berenguer IV casó con Petronila, hija de Ramiro II, dando lugar a la unión definitiva del condado de Barcelona con el reino de Aragón. Durante este reinado se introduce el Marco como patrón para la talla de las monedas.
Alfonso II (1162-1196), hijo de Ramón Berenguer IV y Petronila, es el primer rey de Aragón-Cataluña, pues su padre siempre se tituló príncipe de Aragón. Entre 1174 y 1177 labra moneda nueva continuando la misma ley que las emisiones anteriores, pero parece ser que reduce un poco el peso. La talla debía ser de 18 sueldos de 12 dineros, quedando piezas de 1,08 gramos aproximadamente, 0,36 gr de ellos en plata.
Pedro II (1196-1213) labra dineros y óbolos.
Jaime I (1213-1276). Durante su reinado se llega al máximo descenso del vellón en esta época, llegando a ser solamente de 2 dineros de ley. Alegando falsificaciones extrañas, en 1256, este monarca sustituya dicha moneda por otra algo mejor, que es la ternal (3 dineros de ley) con un cuarto de plata. La moneda resultante es equivalente a la que circulaba por Aragón desde el año 1234 y en Valencia a partir de 1247. La talla seguía siendo la misma, 18 sueldos de 12 dineros cada uno con un peso de 1,08 gramos, pero esta vez sólo 0,27 de ellos eran de plata.
El feudalismo, nacido al abrigo del imperio carolingio, es una de las características sociales y políticas de la Edad Media en Europa y tiene un acusado reflejo en la Cataluña condal. En las monedas conocidas cabe distinguir tres grupos en función a la potestad emisora: Condales, episcopales y municipales. En realidad las segundas es muy posible que no se labrasen por cuenta de las autoridades religiosas, pareciendo más bien que se tratase de concesiones temporales de los condes o reyes.
Se sabe que hasta el siglo XVI emitieron moneda en diferentes ocasiones los condados de Ampurias, Besalú, Rosellón, Urgel y Provenza, además de los obispados de Vich y Gerona y diversas localidades.
Condado de Ampurias:
Las piezas que se conocen de este condado son en vellón de entre el siglo X y el XIII. Se acuñan dineros y óbolos.
Condado de Besalú:
Las monedas que se conocen son de pata, lo que atestigua su antigüedad. Se conocen dineros y óbolos.
Condado de Rosellón:
Al igual que el condado de AMpurias, sus monedas sonde vellón acuñandose direros y óbolos de diferentes tipos y condes.
En diversos momentos de la Edad Media, Rosellón fue la sede de numerosas labras destinadas a correr por Cataluña y el reino Aragón. A parte de ellas también se labró como acuáción local croats equivalentes a los de Barcelona conun cuadrante del esterlín ocupado por PP, marca de la ceca de Perpiñán. También bajo el reinado de Fernando II se acuñan croats y medios croats con tipos como el anterior pero esta vez sólo con un P, colocada en el centro de la cruz. En vellón se labran dineros y óbolos con PP en el anverso. También se acuñan ducados.
Condado de Urgel:
Una de las piezas más antiguas que se conoce de este condado es un dinero de Armengol VIII (1183-1208). Se labran monedas den vellón de óbolos y, principalmente, dineros.
Condado de Provenza:
Durante el reinado de Alfonso II de Aragón, que fué conde de Provenza entre 1167 y 1196, se acuñan dineros en vellón.
Obispado de Vich:
Se sabe que en el 911 el conde de Ausona, Wifredo Borrell, cedió al obispado el tercio de la moneda labrada en Vich. Se acuñan dineros y óbolos en plata y en vellón.
Obispado de Gerona:
En el año 934 el conde Sunyer otorgó a Santa María, iglesia catedral de Gerona, el tercio del beneficio de la moneda. Se realizan acuñaciones de dinero y óbolos, tento en plata como en vellón.
Otras acuñaciones locales:
Aqui se agrupan monedas labradas con motivos muy diversos, anteriores a Carlos I de España.
Desde el siglo XIV, Lérida acuña puguesas y medias puguesas en cobre con gran variedad de cuños. Equivalian a la cuarta parte de un dinero ternal barcelonés o jaqués.
En tiempos de Martín y Juan II, Cervera acuñó unos dineros de vellón con busto coronado y rombo barrado.
En el siglo XV Sort acuña grandes piezas de latón, Tortosa acuña piezas con torre en cobre y Vich con letras VIC.
Primeras imitaciones del oro musulmán.Primeras imitaciones del oro musulmán.
La conquista de Valencia por Jaime I, en 1238, abre a catalanes y aragoneses una oportunidad de extender sus influencias culturales, mercantiles y políticas. Jaime I no quiso que se unieran monetariamente y dispuso que cada reino poseyera su propia moneda, de este modo el monarca obtenía el máximo beneficio monetario. En contrapartida, se dificultan en gran medida las transacciones mercantiles, teniendo que acudir los mercaderes continuamente a las mesas de cambio para sustituir un numerario por otro.
La primera moneda propia del reino de Valencia se acuña en 1247. Hasta esta fecha el numerario que circula son las viejas unidades árabes más alguna moneda extranjera que entra por el comercio exterior y por último la moneda de los nuevos conquistadores, consistente en dineros de Aragón y Barcelona.
En 1247 decide Don Jaime labrar moneda para los reinos de Valencia y Mallorca, consistiendo en dineros ternales, un cuarto de plata fina, equivalentes a los que ya corrían por el reino de Aragón. Su talla fue de 18 sueldos en marco y de 20 para los óbolos y miajas. Se les denomina reales de Valencia y debían circular como especie única para cristianos, judíos y mahometanos.
Desde la instauración de esta moneda el maravedí alfonsí se cotizó en 6 sueldos, 72 unidades, y la mazmudina jucifa en 4 sueldos. Asimismo, para valorizar los nuevos dineros se tasaron a mayor precio del que les correspondía en relación con los otros dineros de la corona. Jaime I ordenó que en adelante no se alterara su "ley, peso, figura, nombre, leyenda, valor, signo y tamaño". Más adelante se realiza otra emisión consistente en dineros y óbolos.
Durante el reinado de Jaime II (1291-1327) se realiza en alicante una acuñación de dineros destinada a circular por Murcia en el año 1296, con cabeza coronada a izquierda y en el reverso corona cerrada.
Cuando el monarca regresa de su expedición a Almería, solicita a la ciudad de Valencia que por ella y durante unos días circulasen moneda jaquesa con la que poder pagar a sus tropas. La equivalencia que hay ahora de estas monedas es de 12 jaquesas por 18 dineros valencianos. Desde 1310 comienza a ser frecuente en valencia la contabilidad en "dihuitins", dieciochenos, que es la equivalencia citada. Más adelante la primera moneda de plata valenciana que aparece, se la denomina dihuité, por equivaler nominalmente a 18 dineros locales.
Durante el reinado de Pedro IV comienza en Valencia, en el año 1369, la acuñación de moneda de oro con el nombre de "Florín". En este momento la moneda es de 18 quilates y talla de 68 piezas en marco, empleándose oro procedente de monedas forasteras. Se realizan acuñaciones de Florines y medios florines, tasándose la unidad en 11 sueldo, lo que es lo mismo, 132 dineros.
Bajo el reinado de Juan I (1387-1396) se crea, en 1393, la moneda de plata, denominándose desde el principio "real de plata de Valencia", equivalente a 18 dineros, como ya hemos visto. Los motivos de esta moneda son busto de frente en anverso y escudo de Aragón rodeado de semicírculos en reverso. Su ley es de 11 dineros y 6 granos, dos más que en los reales de castilla y 6 menos que los de Barcelona.
En 1407, reinando Martín I (1396-1410), se ordenó que los reales de plata fuesen de 70 piezas en marco, con el fin de igualarlos a los catalanes. También se disponía a bajar la ley a 11 dineros y 2 granos.
En el reinado de Alfonso V (1416-1458), el real sufre un aumento en la talla, que pasa a ser de 72 en marco y en 1450 el florín sube a 13 sueldos. También durante el reinado comienzan a fabricarse monedas de medio real y se labran nuevamente menudos, moneda que no se acuñaba desde Jaime I. Los dineros se labran en talla de 24 sueldos en marco, sirven de precedente para una acuñación en Perpiñán en 1427, que el rey cuidó que fuera diferente a la barcelonesa para evitar reclamaciones de la ciudad condal.
En 1426 aparece el "real de oro" en competencia con el florín. Dicha moneda se caracteriza por tener los motivos típicos de Valencia por un lado y por el otro el escudo barrado.
En 1477 Juan II (1458-1479) manda a la ceca de Valencia, por petición de su hijo Fernando, que labre ducados del peso, ley y liga como los de Zaragoza. Estos ducados contienen busto de frente por un lado y en el otro escudo barrado coronado.
Durante el reinado de Fernando II (1479-1516), quien casó con Isabel de castilla y a los que se les llamó "Reyes Católicos", se realizan, después de 1480, acuñaciones de reales de plata con busto coronado de frente y escudo de la ciudad. Los ducados que se acuñan responden a dos modalidades, una con busto real a derecha o a izquierda y escudo de Valencia y la otra con bustos afrontados a estilo de los excelentes de los Reyes Católicos. Una vez muerta Isabel en 1506, los ducados que se labran son con el busto del rey a izquierda o derecha y en el reverso escudo losanjeado y coronado, como en los reales de plata. También se realizan acuñaciones de florines.
En 1229 Jaime I conquista Mallorca, añadiendo este nuevo reino a la corona de Aragón. Hasta el año 1300 no se realizan en Mallorca acuñaciones propias. Hasta esa fecha circulan las monedas de Valencia, que son acuñadas para los dos reinos. En 1273 don Jaime consentía que en Mallorca se falsificaran doblas y medias doblas almohades.
Jaime I dividió su corona entre sus dos hijos, a Pedro III el Grande lega la mayor y principal parte y a Jaime lega Mallorca y Rosellón. Desde 1278 Jaime debe prestar vasallaje a su hermano y conceder ciertas ventajas al numerario de Barcelona.
El nuevo rey, por real cédula del año 1300, da las normas para las acuñaciones en plata y vellón del numerario propio de Mallorca. Los tipos debían ser de busto real coronado, imberbe, con cabellera y cruz patriarcal, cuyo vástago vertical llega hasta el borde. En vellón la ley es de 2 dineros y tres cuartos.
En plata se crean los reales, con ley de 11 dinero y talla de 60 piezas en marco, que corrian por 16 dineros mallorquines. También se labran monedas de medio real y de cuarto de real, pero su escasez obligó a autorizar el curso de carlines.
La real cédula de 1310 fija los caracteres de la moneda de oro. En el anverso figura del rey sedente con cetro a la diestra y globo crucífero en la siniestra y en el reverso la cruz típica. La ley es de 23 quilates y la talla de 60 en marco, resultando de igual peso que la moneda de plata. A dicha moneda se la denominó real de oro.
Durante el reinado de Jaime III de Mallorca (1324-1343) la tasación del oro es muy fuerte, pues un real de oro se valúa entre 23 sueldos y medio y 25 sueldos, con una relación entre el oro y la plata de 1 a 15.
En 1343, Pedro IV de Aragón se apoderó de Mallorca y desaparece la dinastía colateral. Ese mismo año fija el valor de los barceloneses y alfinsines de plata en menudos mallorquines, rebaja el real de oro a 20 sueldos y crea como divisores suyos el medio y cuarto de real de oro. A petición de los jurados se labra también el octavo de real, en oro, con valor de 30 dineros.
Como la plata había subido bastante de precio, el rey decide labrar reales de plata como los antiguos pero con valor de 2 sueldos, 24 dineros, en lugar de 16 dineros. También realiza acuñaciones de medio real y cuarto de real, con equivalencia de un sueldo y medio sueldo respectivamnete. También se acuña algún divisor en plata más pequeño, como óbolos, pero ya muerto Pedro IV.
En vellón continúan las acuñaciones en los tres valores.
Con el reinado de Juan I(1387-1396) se suspende la acuñación del oro mallorquín y se empiezan a labrar florines, medios florines y cuartos de florin. El florin se evalúa en 15 sueldos mallorquines. Sus tipos siguen la regla general.
En plata se labran reales, medios reales y octavos de real.
Queda suspendida la emisión de moneda de vellón.
En 1400 Martín I (1396-1410) dicta una real cédula para acuñar vellón de peor ley, 1 dinero y 12 granos, con talla de 24 sueldos en marco.
En 1407 se labran reales de plata, aumentando la talla a 68 piezas en marco y mismo valor de 2 sueldos.
Fernando I (1412-1416) continúa con las mismas emisiones de florines en oro, moneda de plata y dineros de vellón.
Alfonso V (1416-1458) introduce, en 1422, importantes reformas en el numerario local de oro y plata, pero conservando sus nombres. El real de oro se labra ahora de 20 quilates y talla de 64 en marco. Los reales de plata se labran en talla de 72 piezas en marco con ley de 10 dineros.
En 1425 concedió moneda de cobre a Menorca, son dineros con busto coronado a izquierda y escudo barrado en forma de losanje. Estas acuñaciones se suspenden en 1454.
Bajo Juan II (1458-1479) comiezan a circular en gran cantidad los ducados acuñados en otrs reinos de la corona, cotizándose a 16 croats en lugar de los 13 o 14 que valían. Se labran reales de plata, doblers y dineros.
Hacia 1508 se introduce el ducado en Mallorca, en época de Fernando el católico (1479-1516)y muerta ya Isabel. El ducado se cuña con ley 23 quilates y tres cuartos y talla de 67 pizas en marco. El tipo es con busto del rey a dercha o izquierda en el anverso y en el reverso las armas reales con cruz patrialcal encima. Los jurados de la época quisieron mantener al denominación antigual de real de oro, pero el pueblo prefirió la de ducado. Equivalía a 32 sueldos y desde el principio se tasaron un 10% más alto que los viejos reales de oro. También se acuñaron medios ducados.
También en 1508 sufre reformas la plata, pasando su ley ahora a ser de 11 dineros y la talla se sube a 96 piezas por marco.
En 1507 se reformó el vellón. las nuevas piezas se realizan de 1 dinero de ley talla de 288 piezas en marco. Sólo se acuñan menudos con la tónica antigua.
Desde casi el comienzo de la invasión de España por el pueblo musulmán se organiza en Asturias un importante núcleo de resistencia, siendo el principal, políticamente, por ser descendencia directa de la monarquía visigoda. Las acuñaciones de monedas, al igual que la gran mayoróa de las acuñaciones de moneda medieval española, esta ligada a la reconquista de España.
Alfonso I (739-757), descendiente de Recaredo, limpia de invasores la región Gallega y conquista Liébana y Bardulia.
Alfonso II "El Casto" (791-842) realiza incursiones en zona enemiga con el objetivo de rescatar hispano-romanos del yugo musulmán (los mozárabes) para repoblar las tierras reconquistadas que estaban muy despobladas por las guerras. Durante su reinado se descubre en Galicia el sepulcro del Apóstol Santigo, comenzando las peregrinaciones ininterrumpidas al sepulcro y dando lugar al primer camino de Santiago.
Alfonso III "El Magno" (866-909) da lugar con sus castillos o fortificaciones en la cuenca del Duero a la creación de Castilla, condado que más tarde sustituirá al reino leonés en la tarea de la reconquista y unificación de España.
En el periodo comprendido entre los siglos VIII y XI, la monarquía asturiano-leonesa carece de moneda propia y utiliza el amplio numerario existente (la gran mayoría numerario romano y visigodo), además del que van produciendo los musulmanes del sur de España y los francos del imperio carolingio. Las primeras monedas propias empiezan a salir con el reinado de Fernando I y Alfonso VI. Estas primeras monedas son únicamente de vellón debido a las cuantiosas sumas anuales que recibían en tributos en moneda de oro del pueblo islámico, con lo cual no se vieron en la necesidad de acuñar dicho metal hasta finales del sigo XII, cuando empiezan a escasear los tributos.
Fernando I, hijo de Sancho III, reunió en su persona las coronas de Castilla y León al morir Bernardo III, sin sucesión, en el combate contra García de Navarra. Sus combates contra los Sarracenos dieron lugar a la base de la unión temporal de Castilla y León y poco después a la Reconquista. A su muerte dividió el reino entre sus hijos, hecho que no se refleja en las monedas pues no se acuñan por ahora.
Hijo de Fernando I y Doña Sancha. Estuvo refugiado en Toledo con la ayuda de su hermana Doña Urraca cuando huyó del monasterio de Sahagún, en donde ingresó obligado por su hermano Sancho. A la muerte de su hermano a manos de Bellido Dolfo, recobró el reino de León. Fue nombrado Rey de Castilla una vez realizada la famosa jura de Santa Gadea, después tomó Galicia y conquista la ciudad de Toledo (1085), ciudad a la que traslada la corte. Con la conquista de Toledo, Alfonso VI se encuentra con una ceca en marcha y una ciudad que necesitaba abundante numerario, con lo cual empieza sus acuñaciones.
En plata realizó acuñaciones de dírhems después de la toma de Toledo en 1085 manteniendo la tipología musulmana pero variando un poco el contenido de las leyendas.
En vellón acuña dineros y óbolos:
Hija de Alfonso VI y Doña Constanza de Borgoña. Sucedió a su padre en el trono y casó, en segundas nupcias por la muerte de su primer esposo, con Alfonso I "El Batallador" (1108), monarca aragonés contra el que mantenía luchas por el reino de Castilla. Su hijo fue Alfonso VII, contra el que también mantenía combates. Esta reina continuó las series de acuñación de su padre. Sólo acuñó monedas de Dineros.
Rey de Aragón y Navarra. Casó con Doña Urraca, siendo anulado su matrimonio en el año 1114. En 1118 conquistó Zaragoza a los musulmanes. Además de las piezas labradas en Aragón y Navarra, acuñó moneda en Toledo y Segovia. Durante su reinado se nota una gran ampliación en los tipos de monedas acuñadas. Sólo realiza acuñaciones de monedas en vellón con valores de dineros y óbolos.
Aún en vida de su madre asciende al trono, retirándose entonces Alfonso I a sus estados de Aragón. A la muerte de Alfonso I penetra en Aragón, realizando allí diversas acuñaciones de monedas locales. En 1135 se corona emperador en León. Se casó primeramente con Doña Berenguela, hija del Conde de Barcelona. Tras la muerte de Doña Berenguela contrae matrimonio en segundas nupcias con Doña Rica, hija del Rey de Polonia. A su muerte dividió el reino entre sus dos hijos. Al mayor, Sancho III le dio Castilla y al menor, Fernando II, le dio León, dividiendo así nuevamente el reino. Sólo realizó acuñaciones en vellón, con un gran número de tipos.
Este reino es de origen hispano-romano e hispano-visigodo y comprendía prácticamente los actuales territorios de León, Zamora, Salamanca, Palencia y Valladolid. En un principio su capital fue Oviedo y con el tiempo se traspasó a León.
A la muerte de su padre, Alfonso VII, los hijos de éste volvieron a separar los reinos de Castilla y León, siendo llamado a ejercer la tutela del sobrino Alfonso VIII, a la muerte de su hermano Sancho III, rey de Castilla.
En oro acuñó el Maravedí de oro (morabetino), copia en peso y talla de la moneda de oro islámica.
No realizó acuñaciones en plata y en vellón acuñó dineros y óbolos:
Hijo de Fernando II, que heredó a la muerte de su padre el reino. Durante su reinado convocó en León una curia regia, que se puede considerar como la primera "Corte Española". Una de sus esposas fue Doña Berenguela, hija del rey de Castilla. En oro acuñó el Maravedí de oro. No realiza acuñaciones en plata y en vellón acuña, según se viene haciendo, dineros y óbolos.
El origen de la separación de Castilla del Reino de León, es consecuencia directa de la repoblación de los territorios reconquistados a los árabes y del gran auge alcanzado durante el reinado de Sancho III, llegando a ser totalmente independiente del reion de León.
Hijo primogénito y sucesor de Alfonso VII. Es el primer Rey titular del Reino de Castilla. Casó con Doña Blanca de Navarra y durante su reinado derrotó a los Almohades que se encontraban en los territorios de Sevilla.
Sólo se conocen de él acuñaciones en vellón, que son un dinero y un óbolo con el mismo tipo.
Heredó, a los 15 años de edad, el reino de Castilla a la muerte de su padre. Tomó parte en la batalla de las Navas de Tolosa con los reyes Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra. Durante su reinado se reconquistó la ciudad de Cuenca.
En oro acuñó morabetinos, copias de los dinares de las taifas almorávides cambiando las expresiones musulmanas por conceptos cristianos. Estas monedas fueron acuñadas por dejar de pagar tributos los reinos musulmanes.
No realizó acuñaciones en plata y en vellón acuña dineros y óbolos como se venian haciendo.
Hijo de Alfonso VIII y Doña Leonor de Inglaterra. Fue nombrado rey a la temprana edad de 10 años. Su reinado se caracteriza por una continua sucesión de intrigas para obtener la tutela del joven rey. Murión en 1217 a consecuencia de un desgraciado accidente.
Sólo se conoce de él acuñaciones de morabetinos iguales en todo a los de Alfonso VIII, sólo diferenciándose por la fecha.
Fernando III, nombrado rey por las cortes de Castilla a la abdicación de Doña Berengela, reunió las coronas de Castilla y León al renunciar sus hermanos, a la muerte de Alfonso IX, al reino de León. Esta unión perdurará ya hasta la totalidad de la reconquista.
Hijo de Doña Berengela de Castilla, fue canonizado por Clamente X en 1671. Fundó las catedrales de Toledo y Burgos. Conquistó las ciudades de Córdoba, Lorca, Mula, Jaén y Carmona. Murió sin poder continuar sus conquistas en el Norte de África. Parece ser que en oro acuñó imitaciones de las doblas de oro almohades de 4,60 gramos, se desconocen las piezas fisicamente. Este patrón de moneda aurea obtiene tal prestigio que perdurará hasta 1497, cuando es modificado por los Reyes Católicos.
En vellón realiza acuñaciones de dineros y óbolos.
Conocido como Alfonso X el Sabio. Contrajo matrimonio con Doña Violante, hija de Jaime I de Aragón. Durante su reinado hubo varios procesos económicos que produjeron aumentos de precios y, consecuentemente, cambios monetarios que provocaron la aparición de nuevos tipos de moneda. Fundó la universidad de Salamanca y fue un notable poeta y erudito. Tomó la ciudad de Niebla y sometió las de Jeréz, Arcos, Medina Sidonia, Murcia y Lebrija. Derrotó a su hermano Enrique, que se había sublevado ayudado por algunos nobles, como consecuencia de la mencionada inestabilidad económica.
En oro acuñó monedas de dobla, media dobla y cuarto de dobla, todas ellas con los mismo motivos.
Alfonso X crea el maravedí de plata, para cubrir el vacío ocasionado al cambiar la unidad aurea del maravedí de oro a la dobla. Esta moneda comienza a desaparecer desde finales del reinado de Alfonso X.
En vellón realiza acuñaciones de Dineros y óbolos, como se venía haciendo hasta ahora, pero, además, introduce el pepión y medio pepión, el noven y el maravedí prieto:
A la muerte de su padre, Fernando III, combatió contra los moros al lado de su hermao Alfonso X. Posteriormente se sublevó y fue derrotado por Alfonso X, lo que le obligó a desterrarse a Túnez. Regresó a Castilla en tiempos de Sancho IV.
Sólo se conoce de él la acuñación de un dinero en vellón.
Heredó de su padre, Alfonso X, los reinos de Castilla y León e intervino en numerosas batallas contra moros y descontentos, entre ellos su hermano Juan, al que derrotó y obligó a marchar a Algeciras. Se casó con Doña María de Molina.
En oro se conoce que acuñó una dobla, posiblemente en Murcia.
No realiza acuñaciones en plata y en vellón realizó acuñaciones de cornados y seisens:
Después de una larga sucesión de intrigas, su madre, Doña María de Molina, consiguió que fuera nombrado rey por las cortes de Valladolid. Se casó con Doña Constanza de Portugal y mirió a los 26 años. La moneda de Fernando IV fué falsificada con frecuencia, sobre todo al comienzo de su reinado por Jaime II, rey de Aragón con el que estaba en guerra y los aliados de éste. Las piezas falsificadas tiene 5 veces menos ley que las originales.
En oro acuñó una Dobla de 10 doblas que es bastante rara.
No tiene acuñaciones de plata conocidas y en vellón acuña dineros, óbolos y pepiones:
Tutelado por su abuela, Doña María de Molina, fue centro de numerosas intrigas y luchas, llegándose a confiar su tutela a los infantes Don Pedro y Don Juan. Con el matrimonio del futuro rey parece que cesan estas intrigas. Durante su reinado tuvo lugar la famosa batalla del Salado (1340), ganada con la ayuda del rey de Portugal. Muruó en el sitio de Gibraltar. No se le conocen acuñaciones en plata y no acuñó vellón hasta 1330, lo que dio lugar a la introducción de dineros forasteros de los reinos colindantes, que circulaban equiparados a seisens y nóvens.
En oro acuñó doblas de 35 y de 20 maravedís. Su mayor abundancia en este reinado puede ser debido a sus victorias sobre los Benimerines, a quienes cogieron inmensas riquezas.
En 1330 mandó labrar moneda en nóvenes y cornados de la ley y la talla que mandó labrar su padre Fernando, pero en realidad eran de peor talla.
Fue nombrado rey de Castilla y León a los 15 años. Mantuvo numerosas luchas contras sus hermanos e incluso contra su propia madre. Derrotó a su hermnao Don Enrique de Trastámara en Nájera, con ayuda de Don Eduardo, príncipe de Gales que más tarde le retiraría yu ayuda. Fue ejecutado por orden de su hermano Don Enrique en el castillo de Montiel. En este reinado reaparecen las acuñaciones en plata, siendo una réplica en talla y ley al croat barcelonés de contemporaneo. El real se tasa e 3 maravedís y 12 reales equivalian a una dobla de oro.
Hijo de Alfonso XI y Doña Leonor de Guzmán. Sucede a Pedro I, a quien mandó asesinar. Reinó con la oposición de los reyes de Aragón y Navarra, así como la de los duques de Lancaster y York, que se consideraban pretendientes al trono al estar casados con las hijas de Pedro I. Realizó acuñaciones con ley y talla muy bajas en relación a las contemporaneas, que en realidad resultaron ser de peor calidad aún. En las cortes de Toro (año 1371) el real y el cruzado se bajaron de valor, ya que estaban sobrevaloradas. En el ordenamiento de Toro (1373) se dispuso acuñar buena moneda.
En oro acuñó doblas de 35 maravedís.
En plata realiza acuñaciones de reales y divisores de ellos:
Acuñaciones de vellón:
Hijo de Pedro I de Portugal y pretendiente a la corona de Castilla al tener parentesco con la casa reinante. Mantuvo numerosas luchas con Enrique II de Castilla. Murió en Lisboa en 1383. Todas sus monedas responden al sistema monetario y tipos propios de Portugal.
Casado con Doña Constanza, hija de Pedro I. Mantuvo pretensiones a los reinos de Castilla y León, llegando a invadir Galicia. Luego firmó la paz con Juan I en 1386. Las únicas acuñaciones de moneda que se conocen de el son en plata con valores de 1 real y medio real, ambas bastante raras de encontrar.
Proclamado rey en el monasterio de las Huelgas de Burgos, sucedió a Enrique II y mantuvo pretensiones al reino de Portugal hasta la derrota de Ajubarrota (1385). Una vez firmado el tratado de Bayona, caso a su hijo, el infante Don Enrique, con Doña Catalina, hija del duque de Lancaster, quienes toman por primera vez el título de "príncipes de Asturias".
Se conoce una carta de obligación del propio rey, fechada en 1384, en que se citan las doblas de XX, XV y de X maravedís, que son desconocidas.
Hija de Fernando I y Doña Leonor de Telles, reyes de Portugal, se casó con Juan I al fallecer la primera esposa de éste. Siendo heredera del reino de Portugal, al no tener hijos varones su padre, quedó claro en sus capitulaciones matrimoniales que renunciarían tanto ella como su esposo al reino de Portugal en el momento que su hijo o hija tuviera 14 años. Falleció en Valladolid.
Sólo acuño moneda de plata de 1 real, aunque con ceca portuguesa pero a título de reina de Castilla.
Tuvo que hacerse cargo del reino a la temprana edad de 14 años, dada la desastrosa marcha que llevaba el consejo de regencia. Se casó con Doña Catalina de Lancaster y durante su reinando fue consagrado en Avignon el que fuera conocido como Papa Luna, Benedicto XIII. Debido a su mala ley este monarca rebaja la equivalencia de muchas de las monedas de sus antecesores.
Reinó durante su minoríoa de edad bajo la tutela de su madre, Doña Catalina y de su tío, Fernando de Aragón. Una vez nombrado rey cedió prácticamente los problemas del reino y el peso del estado a Don Álvaro de Luna. Casó con Doña María y venció a los moros del reino de Granda en la batalla de Higueruela (1431).
Realiza acuñaciones oro, plata y vellón. En oro acuñó Doblas de 20 doblas y Doblas de 10 doblas, rarísimas ambas. Según los documentos, en este reinado continúan utilizándose doblas moriscas, las cuales habian ido rebajando su ley hasta un quito. Juan II decidió acuñar otras equivalentes para beneficiarse de esta mengua, así nacieron las Doblas y Medias Doblas de Banda.
Heredó el trono a los 30 años. Se casó con Doña Blanca de Navarra, con quien no tuvo descendencia. Por ello su matrimonio fue disuelto y casó nuevamente con Doña Juana de Portugal, con la que tuvo una hija, conocida en la historia como "La Beltraneja". Murió en 1474 dejando gran desorden, tensión y luchas en los reinos de Castilla y León. En su reino aparecen gran cantidad de nuevas cecas que labran oro, plata y vellón, al igual que aparecen nuevos tipos de monedas.
En 1455 abrió nuevamente la ceca de Segovia que desde ahora acuña sus monedas con la marca de acueducto, al igual que Cuenca pone la copa o cuenco y La Coruña la venera. Las continuas guerras impiden unos precios estables para cualquier tipo de moneda, así se ve que en 1462 el enrique de oro cotiza en 210 maravedís, la dobla en 150 maravedís y el real en 16 maravedís. Tres años después (1465) los precios han subido a 300, 200 y 20 maravedís respectivamente. A finales del reinado el real vale 31 maravedís.
En oro acuñó ejemplares de 50, 10, 5, 2, 1 y medio enrique, Castellano y medio castellano y Dobla de Banda, casi todas ellas de extremada rareza. También acuñó Florines del Reino de Aragón. Ya sea por sus luchas internas, como por las sostenidas contra los moros o Juan II de Aragón, abundan las piezas de baja ley y falsas.
Hermano de Enrique IV e Isabel la Católica. Fue proclamado rey en Ávila por la nobleza del reino a la vista del mal gobierno de su hermano. Tras la batalla de Olmedo, cuyo resultado fue incierto, falleció quedando zanjada la disputa con Enrique IV. Realiza acuñaciones en oro, plata y vellón.
A la muerte de Enrique IV, partidarios de doña Juana "La Beltraneja" pidieron apoyo al rey de Portugal Alfonso V. Éste lucho contra Isabel I y aspiró al trono Castellano. Con el tratado de Alcántara, firmado en 1479, Doña Juana se retiró al convento de Santa Clara y Alfonso V renunció a sus aspiraciones al trono de Castilla, falleciendo años después.
Realiza acuñaciones en oro y plata. Se ignora la fecha exacta del comienzo de sus acuñaciones, pero un documento firmado por Isabel en 1475 prohibe su circulación bajo pena de muerte.
Al morir en 1468 el infante don Alfonso, los nobles castellanos enfrentados a Enrique IV eligen reina a Isabel, hermana de ambos. Isabel casa en 1469 con Fernando, heredero al trono de Aragón. A la muerte de Enrique IV en 1474, le sucede en el trono su hermana Isabel. Desde 1479, fecha en la que muere Juan II, Castilla y Aragón quedan unidas políticamente en las personas de los "Reyes Católicos", que son los verdaderos creadores del imperio Español. Los Reyes Católicos consolidaron los reinos heredados y prosiguieron con la unidad nacional, conquistaron el reino de Granda (2 de Enero de 1492) y el reino de Navarra (25 de Julio de 1512, muerta ya Isabel). También realizaron el descubrimiento de América (12 de Octubre de 1492), abriendo así a España su ciclo de colonización.
Las acuñaciones de estos monarcas se dividen claramente en dos tipos y sistemas diferentes.
La primera reforma:
El 20 de Febrero de 1475, por Real Cédula, ante la gran variedad de moneda existente se establece un cuadro de equivalencias monetarias:
Ésta primera reforma de los Reyas Católicos es debida a una necesidad apremiante de sustituir el caótico numerario de Enrique IV (sólo en piezas de vellón tenía más de 15 variedades). Ésta reforma representa la revalorización de la moneda en curso. Se crea entonces la moneda de oro llamada "Excelente" que equivalia a dos castellanos y un peso de 9,60 gr., y sus divisores de medio excelente (4,60 gr. y equivale a un castellano) y un cuarto de excelente (medio castellano). Las monedas de excelentes no debieron acuñarse hasta más adelanten, pues todas ellas incluyen la granda que se añade al escudo cuando se conquita la ciudad, echo que no sucedería hasta 1492. También se realizan en Valencia acuñaciones de "ducados", equivalentes al "castellano".
En la plata se mantiene la equivalencia para las monedas de, reales, medios reales y cuartos de real. Zaragoza realiza acuñaciones de moneda de 1 real, con una variación del modelo de esta moneda.
Por ahora se supone que los Reyes Católicos, en esta primera fase, no acuñaron nada en vellón pues no aparece mencionado en ningún documento conocido.
Por pura lógica y equilibrio del mercado se sabe que la circulación de moneda debe estar en equilibro en todos sus valores, vellón, plata y oro, y no sólo en dos de ellos. Con lo cual se supene que entre 1492 y 1497 se empiezan a labrar las piezas en vellón de 4 y 2 maravedís, pues en todas ellas ya aparece la granda(más o menos cuando el real pasa a veler 32 maravedís), pues eran necesarias para el buen funcionamiento del comercio.
En 1480 se promulga el ordenamiento de Toledo con las siguientes equivalencias:
La segunda reforma:
Tiene lugar el 13 de Junio de 1497, según la Pragmática de Medina del Campo.
En oro se adopta la metrología del Ducado Aragonés, con una unidad que es el doble en peso que este. También se permite la labra de monedas a particulares de su oro o plata en valores especiales (altos múltiplos del excelente), siempre y cuando utilicen los cuños reales.
En plata se mantienen la ley y la talla del sistema precendente pero varian los tipos, se añade la granada al escudo y se introduce una nueva moneda con valor de 2 reales.
En vellón se labran, además de las monedas de 4 y 2 maravedís que ya se venian acuñando, blancas.
Las primeras monedas de las colonias.
En 1497 se autoriza a Colón la labra de moneda en Santo Domingo, mediante oficiales que se enviaran desde la península con los medios necesarios. Esto no debió realizarse nunca, pues en 1500 el Rey Fernando retira la autorización. En 1504 se considera más oportuno que las monedas destinadas a las islas se realizara en Sevilla (también Burgos realiza acuñaciones con este destino), que además poseia la exclusividad del comercio con América. Las monedas destinadas a Santo Domingo son como las acuñadas en la península pero añadiédolas una F, para diferenciarlas de las que circulan por ella, pues estas monedas tenian un "premio" debido al riesgo del transporte. Se realizan acuñaciones en plata con valores de 1 real, medio real y cuarto de real. En cobre se manda la labra de monedas de 4, 2 y 1 maravedí.
A excepción de estas monedas no se realiza ninguna otra acuñación para que circulara por las colonias americanas, debido a la poca aceptación que la moneda tenía entre los indígenas, sobretodo los valores de cobre y plata que eran despreciados. Así pues duarante esta perioro en américa se sigue comerciando con la llamada "moneda de la tierra", consistente prácticamente en un trueque de productos.
A la muerte de Isabel el 26 de noviembre de 1504, la sucede en el trono de castilla su hija Juana, y queda de regente su padre Fernando. De este periodo sólo se conoce la acuñación de una moneda de 1 real acuñada en Granada, del tipo al de los Reyes Católicos.
El 27 de Junio de 1506 Fernando renuncia a la regencia y debido a la muerte de su yerno, Felipe el Hermoso (25 de noviembre de 1506), éste vuelve a ser regente hasta el 30 de mayo de 1516, en que son procalmados soberanos su hija Juana y el hijo de ésta, Carlos I. Cataluña los reconoce como soberanos en las Cortes celebradas en Barcelona el año 1519.
Debido a que los aragoneses eran reacios a admitir cualquier especie monetaria en oro, plata e incluso el vellón que no fueran los suyos, siguen realizando sus acuñaciones locales, pero ajustándose a la métrica de cada momento, sobre todo en el oro y la plata.
La mayoría de las acuñaciones en plata, de este periodo, son realizadas durante el reinado de Carlos I en la ya constituida ceca de Méjico y Santo Domingo, aunque conservan el nombre de Juana y Carlos. En la península sólo realiza acuñaciones la ceca de Zaragoza, cuyas monedas circularían como moneda local por todo Aragón.
La gran mayoría de las acuñaciones de vellón en la península durante este periodo son monedas de caracter local. Se realizan acuñaciones en Segovia de monedas de cuatro cuartos y dos cuartos. Aragón continúa sus acuñaciones de dineros del mismo tipo que los acuñados en tiempos de Fernando II (Fernando el Católico), continuando estas acuñaciones prácticamente inalteradas hasta su desaparición en época de Felipe V. Cataluña acuña doblers y dineros. También se realiza una muy rara acuñación en Coruña de moneda de 8 cuartos, que se desconoce si era destinada para circular en la península o en las colonias.
En las colonias sólo se realizan acuñaciones en la ceca de Méjico y en la de Santo Domingo.
En 1516 es proclamado rey de España Carlos I, que hereda todos los dominios de sus abuelos, los Reyes Católicos, que son; Castilla, Granada, Aragón (que incluía a Cataluña, Valencia, Mallorca, Rosellón, Sicilia, Cerdeña y Nápoles) y Navarra, en África Orán, Melilla e islas Canarias, y en América todo lo descubierto hasta la fecha. El 10 de julio de 1519 pasa a sus manos el impero de Alemania por la muerte de su abuelo, englobando los paises que constituían dicho reino, así como los Países Bajos, Franco Condado y Milán.
El numerario a nombre de Carlos I es escasísimo, por lo que se supone que muchas piezas a nombre de los Reyes Católicos fueron acuñadas durante su reindo y algunas posteriores, así como muchas piezas a nombre de Juana y Carlos.
Ya hacía tiempo que en diversos países de Europa se utilizaba una moneda áurea de menor ley que el ducado, lo que se traducía en una continua salida de nuestra moneda por los extranjeros. Por eso en las cortes de Valladolid de 1523 se pide que se labre moneda con la ley y talla de las extranjeras, para que así no se saque la moneda del reino.
Durante el reinado de Carlos I cataluña sigue bajo el patrón aureo del Ducado, instaurado en Barcelona por Juan II de Aragón en 1476. Como consecuencia, las acuñaciones aureas catalanas en este reinado no son más que la continuación de lo que se venía haciendo hasta ahora, pero con la particularidad de que se adota el tipo de bustos afrontados de los Reyes Católicos, a imitación de los excelentes de la granada.
En 1534, con motivo de reunir el emperador grandes aprestos en Barcelona para la expedición contra Túnez, ordena agrupar aqui los talleres monetarios de Pamplona, Zaragoza, Toledo, Perpiñan, Cuenca y Fuentes, en donde nacen y salen los primeros "escudos" o coronas de Castilla (3,38 gr), la nueva moneda de oro, que eran equivalentes a los mejores de Italia y Francia. Esta acuñación es propiamente imperial, no considerándose ni barcelonesa ni castellana. A partir de aqui hay un gran vacío de noticias monetarias, que perdura durante todo el reinado de Felipe II.
Al igual que ocurre con el vellón, se realizan diferentes acuñaciones en oro y plata que son de circulación local. Estas acuñaciones locales son diferentes en el aspecto a las de circulación nacional, pero son similares en peso, tamaño y talla.
En plata las piezas también se acomodan al marco castellano, labrándose escudos de plata (12 reales), medios escudos (6 reales), cuartos de escudo (tres reales), doceavos de escudo(1 real) y veinticuatroavos de escudo (medio real).
Por diversos motivos comienzan a realizarse acuñaciones de moneda local en diferentes ciudades catalanas, Ibiza y Pamplona a partir de 1553. Casi todas estas acuñaciones se ajustan a los dineros barceloneses en curso.
Mallorca continúa sus acuñaciones de moneda local que venía realizando, con estilo y tipos similares, casi inalterables hasra la época de Felipe V, cuando desapareceran con la unificación monetria del país.
Las acuñaciones locales de Ibiza en vellón consisten en busto del monarca por un lado y castillo por el otro. Esta serie de monedas dejarán de acuñarse en el reinado de Carlos II.
Y por último se realizan acuñaciones en Valencia con el tipo de los vellones dispuesto por Jaime I, al crear en 1247 la primera moneda de este reino, cuyo tipo apenas cambia a lo largo del tiempo hasta su desaparición en época de Felipe V con la unificación monetaria del país.
En varios momentos del reinado de Carlos I se repite la labra de moneda a nombre de los Reyes Católicos y de sus mismo valores y tipos.
En 1536 el virrey Antonio de Mendoza fijó un peso teórico de la plata (para realizar equivalencias), que era reunión o suma de 8 reales efectivos. Esta unidad de cuenta dio lugar más tarde a la creación de una moneda con éste valor, naciendo así la moneda de 8 reales, uno de los casos más difíciles en nuestra historia monetaria. Diversos estudios apuntan que la aparición más probable de esta moneda fue en el periodo comprendido entre 1543-1566 que, como caso curioso de restitución, contiene los tipos de los Reyes Católicos y sus nombres. También sobre esta misma époco se acuñarían los 4 reales, como divisor necesario de la nueva moneda de 8 reales.
Acuñaciones en las colonias.
Hasta el 11 de Mayo de 1535 sólo acuñaba moneda en América el taller de Santo Domingo, y se disponía la apertura de otros talleres en Méjico, Santa Fe del Nuevo Reino de Granada y Potosí.
Por real cédula de mayo de 1535 se autoriza a Méjico a acuñar moneda, creándose así la ceca de Méjico. Sus acuñaciones debian ceñirse a la plata y al vellón, poniéndose en circulación estas piezas hacia 1537.
Al enfermar de gota su padre, Carlos I, abdica sus poderes en su hijo Felipe. En 1566 promulga una pragmática refiriéndose a las monedas de oro y plata (se cree que por extensión también se aplica a las monedas de vellón y cobre), en la que se ordena que las monedas sean acuñadas con su nombre y su escudo, en lugar de a nombre y escudo de los RRCC, como se venía haciendo hasta ahora. Esta pragmática constituye el acto monetario más importante de su reinado. La ley y tallas de ambas series continúa como en reinados anteriores, pero distanciándose el valor de las piezas de vellón, con lo cual el escudo ahora vale 400 maravedís.
En 1580 incorpora Portugal a la corona Española.
Hasta finales de este reinado, cuando se crea el Real Ingenio de Segovia, las acuñaciones en oro y plata (sobre todo las primeras), son piezas mal acuñadas debido a la acuñación a martillo, con formas irregulares.
Durante el reinado de Felipe II siguen circulando por Barcelona los viejos Croats con talla de 72 piezas en marco. A finales del reinado se introducen algunas novedades, como incluir la fecha de acuñación en la moneda y la aparición de los croats con el busto del monarca en el anverso. También se realilzan acuañciones de medios croats, con casi el mismo tipo que los croats.
La moneda de vellón o cobre (vellón muy pobre) no cambia sólo en la "estampa", sino también en la ley y talla. Las monedas que debían ser acuñadas en vellón rico (ley de dos dineros y medio y dos gramos, 215 milésimas) serían los cuartillos de real, cuartos y medios cuartos, de valor ocho maravedís y medio (talla de 80 piezas por marco), cuatro maravedís (talla de 170 piezas por marco) y dos maravedís (talla de 340 piezas por marco), respectivamente. En la disposición de 1566 se establece que para dar un mayor aprecio a estas monedas se ajusten una a una, como ocurre en la plata, y se tenga un cuidado especial en la blanquición de las mismas, no acuñándolas si no estan bien blanquedas y corrigiendo las deficiencias a costa de los obreros de la blanquición.
Por la necesidad de una moneda más menuda que las citadas hasta ahora para la buena marcha de las transacciones, en la misma fecha se dispone la acuñación de moneda menuda de "blancas", cuyo valor es de medio maravedí. Al no poderse mantener en estas monedas la misma ley que en las anteriores, pues saldría una moneda demasiado pequeña, se recurre a bajar la ley del vellón en estas piezas a 4 gramos de plata fina, 14 milésimas, resultando 220 piezas de poco más de un gramo cada una por marco. Se continúa también con las acuñaciones en monedas de 4 y 2 cuartos, apareciendo en alguna de estas monedas por primera vez la leyenda en Castellano en lugar de Latín.
Continuan las acuñaciones de moneda de vellón locales por diferentes lugares del reino. En agosto de 1574 el Virrey de Navarra dió licencia a la ciudad de Pamplona para batir monedas de cobre, con un nuevo diseño y valor a las acuñadas hasta ahora. Este diseño perdurará en el timpo ya hasta el siglo XIX.
Un hecho de gan importancia en la fabricación de las monedas es la fundación en Segovia del ingenio de la moneda en 1582, sin perjuicio de seguir funcionando la Casa Vieja de la moneda, en donde se instala la más moderna maquinaria procedente de Alemania, la denominada "de molino", y convirtiéndose así en la primera fábrica de moneda de España mecanizada. Las viejas piezas no pueden competir con las nuevas en cuanto a la perfección de labra. El ingenio comienza labrando monedas en plata (8 y 4 reales) y vellón (valores de 4, 2 y 1 maravedí). Ddesde el principio el ingenio pone en todas las monedas que la fecha de acuñación, cosa que no se realizaba hasta ahora. La dificultad de falsificar las nuevas piezas suguiere a Felipe II que a partir de 1596 todo el vellón se acuñe en el ingenio, "sin que lleve ni se le eche ninguna liga de plata". Las piezas labradas en él fueron como las antesriores cuartos (4 maravedís), 2 máravedís y 1 maravedí. La mala acogida por el pueblo de ésta medida de no contener liga de plata obliga en 1597 a echarle 1 gramo de plata por cada marco de cobre.
Acuñaciones en las colonias.
Entre 1556-1560 parece que comienza a funcionar una Casa de Moneda de arriendo particular en la villa de Potosí.
El 21 de agosto de 1565 se funda la ceca de Lima y empieza a labrar moneda con los tipos de Doña Juana y Don Carlos a nombre de Felipe II, tanto para la moneda destinada a la península como la destinana a América. Se acuñan monedas de 8 reales (siendo la primara ceca que acuña este valor), 4 reales, 2 reales, 1 real y medio real.
Santo Domingo es la única ceca americana que acuña vellón.
Hijo de Felipe II. Dejó los asustos del gobierno en manos de su valido, el Duque de Lerma. En 1609 se expulsó definitivamente a los moriscos de España, por miedo a que sirvieran de quinta columna a los turcos.
Gracias a la labor del Real Ingenio de Segovia se perfeccionan en este reinado, y en los sucesivos, la labra de las monedas de oro, también empiezan a labrarse gigantescas monedas de oro y plata como las que se vieron en algunos reinados anteriores de particulares con cuños reales. Desde 1618 se labran centenes, 100 escudos de oro, y desde 1609 cincuentines, 50 reales de plata. Bajo este monarca se empiezan a labrar los primero doblones (escudos) de a 8, además de todos sus divisores.
En 1614, el marqués de Almazán permitió la acuñación en Barcelona de florines de oro, de peso, quilate y forma que se acuñaban en tiempo de Fernando el Católico. Estos florines en realidad son medios ducados, es decir, la cuarta parte del excelente de los Reyes Católicos. Debido a la subida del oro, estas monedas que en su día se equiparaban a 21 reales, pasan ahora a ser de 30 reales, motivo por el cual se les empieza a llamar "treintines". Un poco más adelante se concede permiso también para la labra de sus divisores.
Durante su reinado Felipe III no realiza cambios sustanciales en las acuaciones de plata, a excepción de los cincuentines ya mencionados. Se continúan las acuñaciones de ámbito nacional y las locales.
A la moneda de vellón no le sucede lo mismo que a las anteriores de oro y plata. Durante el reinado de Felipe III, la moneda de cobre llega a un estado deplorable, llena de resellos y devaluaciones. La pequeña o ninguna ley en las monedas de vellón de Felipe II se continúa en los primeros años de Felipe III, manteniendo los tipos y leyendas y sólo añadiendo un numeral más al nombre del rey y cambiando la fecha. Durante este corto periodo de tiempo sólo realizan acuñaciones las cecas de Segovia, en el real ingenio, y la ceca de Cuenca, que realizan acuñaciones con valores de 4, 2 y 1 maravedí.
En 1602 se publicó una pragmática en la cual se eliminaba definitivamente toda la proporción de plata existente en las monedas de vellón, además de reducir su tamaño y su peso a la mitad, lo que es lo mismo, aumenta el valor de la moneda al doble, pasando los 4, 2, 1 maravedí y la blanca a valer 8, 4, 2 y 1 maravedí, respectivamente. Esta disposición tuvo una gran repercusión en Cataluña, debido al gran número de este tipo de moneda que por allí circulaba. Este mismo año comienzan a realizarse las nuevas acuñaciones de estas monedas en todas las cecas (de manera algo más tosca) y en el ingenio de Segovia, que cambian ligeramente el aspecto la moneda de 8 maravedis.
Sólo la ceca de Toledo realiza una acoñación fuera de las habituales, en moneda de cobre con valor de 3 maravedís, además de unas acuñaciones especiales con valor de 8, 4 y 2 maravedís destinadas para el comercio con Orán.
Como se venía haciendo anteriormente, se siguen realizando en diferentes lugarse de la península acuñaciones en calderilla con caracter local. Durante este reinado aumentan considerablemente los talleres que realizan este tipo de acuñaciones, principalmente en cataluña.
En septiembre de 1603 se realizan los primeros resellos en la moneda de cobre del real ingenio anteriores a 1602 y en la monedas de calderilla anteriores a 1597, como consecuencia de la subida del valor del vellón. Se resellan al rededor de 1,23 milloneas de ducados por considerarse una norma impositiva. Con este resello se aumenta el valor de las monedas al doble. Los beneficios para la corona por este resello fueron muy importantes, pues se apoderó de la mitad de vellón entregado. Las marcas de este resello fueron de IIII y VIII maravedís en anverso y careciendo de reverso y fecha.
En Cataluña se agrava más aún el problema debido al acuerdo del Consejo de Barcelona en 1605, donde manda acuñar 10 mil marcos en moneda de cobre. Al ser tan grande la cantidad de moneda de cobre que circula en Cataluña en junio del mismo año, se dispone que por ningún banquero ni cambiador, dentro del principado, en el Rosellón y en Cerdeña, cantidad mayor a 11 menuts. Otro gravamen es la cantidad de moneda de vellón falsificada que corría en el principado, motivo por el cual se acuerda en agosto de 1605 resellar la moneda legítima con una B, inutilizándose la moneda falsa y dando un plazo de 15 dias para resellar la moneda buena, transcurrido el cual quedaría sin valor toda moneda no resellada.
Acuñaciones en las colonias.
Durante el reinado de Felipe III siguen acuñando en las colonias las mismas cecas que en el reinado de su padre y sólo acuñan valores en plata y con el tipo general, a excepción de una pequeña modificación en la cruz en la ceca de Méjico.
Hijo de Felipe III. Dejó los asuntos del gobierno en manos de su valido, el Conde Duque de Olivares. El reinado de Felipe IV estuvo lleno de turbulencias, se declaró en bancarrota a la corona en 1627, se devaluó el vellón en 1628, en el periodo de 1640-1660 hubo una rebelión en Cataluña, la denominada guerra de los segadores, en 1641 Portugal se separa definitivamente de la corona española y en el periodo de 1647-1652 hubo levantamientos urbanos en Sevilla, Granda y Córdoba.
Durantre su reinado desaparecen definitivamente las viejas monedas de oro, como castellanos, excelentes, doblas de banda, el ducado, etc. Según pragmática de 23 de diciembre de 1642 se instaura con caractes exclusivo la circulación del escudo en toda España. También el escudo sube a 550 maravedís y al año siguiente a 612 maravedís.
A partir de este reinado empiezan a realizar acuñaciones en oro en las cecas americanas, que hasta ahora sólo acuñaban los diferentes valores de plata. Y, como en reinados anteriores, se realizan acuñaciones tanto en oro como en plata de las grandes monedas de 100 escudos y 50 reales.
Con respecto a la plata, no hay novedad importantes en las acuñaciones que se realizan en la península, cosa que no pasa en las acuñaciones realizadas en América. El único cambio que aperece en las monedas de la península, a parte del cambio del nombre del rey, es que el valor de la moneda unas veces aparece en números romanos y otras en números arábigos, al igual que unas veces aparece colocado a la derecha y otras a la izquierda del escudo.
Las primeras piezas de vellón de Felipe IV son equivalentes a las de su padre, variando sólo en el numeral del rey y la fecha de acuñación. Este tipo de acuñación duró muy poco, pues prontamente empezó una serie de devaluaciones del vellón y moneda de cobre que interrumpe estas acuñaciones y llena esta moneda de resellos, desapareciendo por completo en muchas ocaciones la moneda original.
Las acuñaciones de vellón locales en moneda menuda continúan durante todo el reinado de Felipe IV sin apenas ningún cambio.
A partie de 1626 comienza una serie de disposiciones sobre la moneda de vellón y cobre que se prolonga durante todo el reinado, variando su aspecto, en gran parte por el número de resellos que se realizan, y su valor. En éste mismo año se crean una serie de "diputaciones" para el consumo de la moneda de vellón, ordenándose que ésta fuera horadada, con lo que se bajaría su valor a la cuarta parte, lo que se consideraba su valor intrínseco. Dichas diputaciones recibian el vellón que los particulares entregaban voluntariamente y a los cuales se les devuelve el 80% de su valor en plata y el 20% restante debía ser horadado.
En 1627, visto lo engorroso de la operación de horadar la moneda, se ordena que esta operación sea sustituida por fundición de la moneda horadada anteriormente, dándose a cambio su valor en moneda corriente. Todas estas disposiciones se refieren a toda moneda de calderilla acuñada antes de 1596, cuando Felipe II ordenó la acuñación de vellón en el Ingenio de Segovia.
En 1628 se varía el valor de la moneda de vellón hasta la mitad del valor con que corría, que era el estado antiguo que tenía antes de que Felipe III lo doblase en 1603.
En 1631 se presenta un proyecto de acuñación con valor intrínseco equivalente al 80% del nominal, con la intención de normalizar la situación de la moneda circulante. Se realizan entonces tres acuñaciones en el Ingenio de Segovia con esta fecha y valores de 2, 1 y medio maravedí, que se consideran como ensayos y no llegaron a circular.
Al no llegar este ensayo a buen término, empiezan nuevamente los resellos en la moneda existente:
En 1660 se firma una pragmática en el Escorial, que disponde la acuñación de un nuevo tipo de moneda, que difiere por completo de la moneda labrada hasta ahora. Ésta moneda debía sustituir al, hasta entonces llamodo, vellón grueso. Para ello se manda recoger toda la calderilla o moneda de vellón gruero que había en circulación. Hasta ahora salían 34 piezas de 2 maravedís en un marco y en las nuevas acuñaciones se dispone hacer 51 piezas de 4 maravedís por marco, saltando el valor de éste de 68 a 204 maravedís. Con éste modelo se acuñaron muy pocos ejemplares, pues por pragmática de mes y medio después se dispone que cese esta acuñación y se realice una nueva acuñación ligada en plata, pues esta no tenía nada de plata.
En la disposición citada anteriormente se dice que la nueva moneda se ligue: "a un marco de 8 onzas de peso, que ha de valer 24 reales, se le hechen 20 gramos de plata fina de ley, que será la cuarta parte del valor del marco, y lo demás de cobre para que se haga más estimable y firme". Se labran piezas de 2, 4, 8 y 16 maravedís, para facilitar el comercio. Esta moneda, sobretodo los 16 maravedís, fueron muy falsificadas, algunas con mucho cuidado y otras de manera muy descuidada.
Estas monedas fueron acuñadas por el moderno sistema de riel, aunque algunas cecas acuñaron monedas de 8 maravadís por el antiguo sistema de martillo.
Con estas emisiones parecía estabilizada la situación del vellón o calderiall, pero en 1664 cesa su acuñación y se reduce su valor a la mitad.
Acuñaciones en las colonias.
A comienzos del reinado de Felipe IV se da permiso a las cecas americanas a que labren moneda de oro, cosa que no podían hacer hasta este momento. Se realizan acuñaciones en las cecas de Cartagena de Indias y en Santa Fe de monedas con valor de 2 escudos y 1 escudo. La ceca de Lima realiza unas acuñaciones entre 1659 y 1660 de monedas de 8 escudos (rarísimas) y, según parece ser, sin permiso del Rey.
La escasa ley y la falta de peso de la moneda de plata acuñada en América da lugar al descrédito de ésta y se ordena en este reinado que las cecas de Potosí y Lima labren nuevo numerario con tipos diferentes para distinguirlas de las anteriores (Reales Cédulas de 1650), Méjico es la única ceca americana que mantiene su tipo en los diferentes valores desde los 8 reales al medio real. Es ahora cuando se crea la moneda, que se conoce con el nombre de Culumnario, que termina adquiriendo fama y prestigio mundial.
Como viene siendo habitual no se realizan acuñaciones en cobre en las colonias.
La dudosa política de conde-duque de Olivares origina la sublevación de buen número de regiones hispánicas durante el reinado de Felipe IV. Cataluña se mantiene en guerra entre 1640 y 1652. En estos años la moneda catalana corresponde a tres conceptos bien definidos. Las primeras continúan a nombre de Felipe IV, las segundas muestran de leyenda un "principado de Cataluña", después de romper el reconocimiento al monarca, y las terceras se acuñan a nombre de Luis XIII y Luis XIV de Francia, quienes llegaron a labrar en Paris numerario francés para el nuevo territorio.
Hijo de Felipe IV y Mariana de Austria. Fue el último rey de España de la casa de los Austria, pues falleció sin descendencia.
Desde los comienzos de este reinado siguen las acuñaciones normales de plata y oro con muy poca variación, el nombre del rey y poco más. En las acuñaciones aureas de américa se intoduco el tipo "columnario", que hasta ahora sólo se acuñaba en plata.
A partir de 1681 se realizan nuevas acuñaniones de monedas de plata de 1 y dos reales a las que se cambia el diseño de una de las caras por el anagrama del nombre de Carlos II.
Barcelona solamente acuña croats (reales), con la particularidad que su peso oscila alrededor de 2,75 gramos, es decir, con talla de 84 piezas en marco. También hubo autorización en 1677 para labrar reales y sueldos.
El 14 de ocubre de 1686 se dicta una nueva pragmática, con la que se acuñan nuevas monedas de plata con el peso reducido en un cuarto aproximadamente con respecto a las anteriores, aunque éstas ni se suprimen ni se abandona su labra. Las nuevas piezas de reales de a 8 son las denominadas "Marias", con un peso aproximado de 22 gramos. Las monedas de tipo "Maria" se acuñaron primeramente en Segovia, pasando más tarde a acuñarse en Madrid y Sevilla. Se acuñan monedas de este tipo con valores de 8, 4, 2 y 1 real, existiendo también monedas de este tipo recortadas.
Con respecto al vellón, continuan sus desgracias. En 1680 el vellón de 1660, ya reducido a la mitad, es bajado a un octavo de su precio original. Este mismo año se acuña vellón grueso en piezas de 2 maravedís (equivalente a los 16 maravedís de Felipe IV). En 1684 se aumenta el valor del vellón y se admite a circulación por la mitad de lo estampado, el vellón eliminado de la circulación en 1680. También hay distintas disposiciones por las que se devalúa de forma diferente y admite en circulación, la gran cantidad y variedad de moneda falsa en circulación de la serie de 1660.
Durante todo el reinado de Carlos II continuan las acuñaciones de vellones locales practicamente inalteradas. Durante este reinado se realizan las últimas acuñaciones en moneda local de Ibiza.
El 4 de Noviembre de 1686 se dicta una nueva pragmática, como complemento a la del mismo año referente a las monedas de plata, en la cual el maravedí se reduce casi a la mitad de su valor en relación con el oro y la plata.
En Madrid se realizan en 1691 unas acoñaciones de monedas de 8 y 4 maravedís destinadas para el comerco con Orán.
En 1691 se acuña en el Ingenio de Segovia una nueva pieza de 2 maravedís con nuevo estilo, posiblemente como ensayo.
Acuñaciones en las colonias.
Durante el reinado de Carlos II no varían las acuaciones en las colonias, con la única excepción que se empieza a labrar monedas de oro también con el tipo columnario.
En su testamento, Carlos II, sitúa en el trono de España a Felipe V de Borbón, en contra de los derechos de la Casa de Austria y dando lugar con ello a la guerra de sucesión en la que España termina de perder sus dominios europeos y algunos metropolitanos (Gibraltar y Menorca).
Con la nueva dinastía en el trono de España se produce un resurgimiento en las artes, industrias y obras públicas.
En 1717 se recupera momentánemente Cerdeña, y con más firmeza Sicilia (1718), Orán (1732) y Nápoles (1734). Con motivo de la sublevación de las colonias Británicas en América (1764), España recupera Menorca y la península de Florida. En 1765 se suprime el monopolio de Cádiz para el comercio con América, produciendose un incremento espectacular en el comercio transoceánico.
Este renacimiento que sufre España decae fuertemente bajo el reinado de Carlos IV, debido a su vacilante actitud ante los acontecimientos políticos extranjeros. La sumisión incondicional a Francia y la decisión napoleónica del bloqueo a Inglaterra conducen, desgraciadamente, a la batalla de Trafalgar (1805), epílogo de nuestro poderío marítimo y casi prólogo de la guerra de la independencia (1808), en la que los españoles se niegan a ser subyugados por dominadores extranjeros.
Pretendiente a la corona española al morir Carlos II sin descendencia. Reclamó para si la corona española con el nombre de Carlos III, ya que se consideraba el legitimo sucesor del último rey de la dinastia Habsburgo, por ser el bisnieto de Felipe III.
Se procalmó rey de España en 1703, y se dirigió a Barcelona donde fue reconocido como rey de España por los territorios de la corona de Aragón. Mantuvo con Felipe V la llamada guerra de sucesión, hasta que con la muerte repentina de su hermano, renunció a la corona española al ser nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Durante este perio acuño moneda de oro en Palma de Mallorca con valor de 4, 2 y 1 escudo, todas ellas del mismo estilo, así como en Santa Fe con valores de 2 y 1 escudo.
En plata realiza acuñaciones en Barcelona de monedas de 2 reales y 1 croat. En Valencia de un dieciocheno. Y en Santa Fé acuña monedas de 8, 4, 2 reales, tipo columnario viejo, y medio real tipo anagrama, todas ellas son bastante raras.
En cobre realiza acuñaciones en Barcelona de ardites (2 dineros, que siempre estan acuñados sobre piezas anteriores) y 1 dinero. Dichas acuñaciones de Barcelona, son las útimas consideradas como moneda local, pues a partir de ahora toda la moneda acuñada en Barcelona pasa a formar parte del sistema nacional.
Reus, Valencia y Zaragoza realizan acuñaciones de monedas de 1 dinero.
Sobrino-nieto de Carlos II y nombrado rey de España pocos meses después de la muerte de éste, ante el descontento de algunos paises europeos, lo que da lugar a la guerra de sucesión. En enero de 1724 abdica la corona a favor de su hijo Luis, el cual muere en agosto de ese mismo año, con lo que Felipe V vuelve a asumir la corona hasta su fallecimiento en 1746.
Uno de los acontecimientos más importantes de tipo económico y finaciero de este reinado es la unificación monetaria nacional. Desde el punto de vista económico, la unificación monetaria es esencial, pues facilita la gobernación y facilita enormemente el comercio.
La primera emisión castellana de Felipe V es de 1710. En este momento la guerra se encontraba en pleno apogeo, con lo cual no se puede determinar con exactitud si esta emisión se realizó con vistas a la unificación monetaria o no. Esta emisión consta de piezas de 4 y 2 maravedís acuñadas en cobre en Madrid y Sevilla. Esta acuñación se considera como un ensayo no adoptado, pues la sencillez de su diseño era de muy fácil falsificación, motivo por el cual no se llegó a implantar.
La real orden del 19 de Junio de 1718, debido a la gran falsificación que existía de la moneda de cobre de reinados anteriores, dispone recoger toda la moneda de calderilla que circulaba hasta entonces, además de los emitidos por el "gobierno intruso", el archiduque Carlos. Se ordena, así mismo, que las cecas de Ciudad Condal, Valencia y Cuenca esten preparadas para la fabricación de vellón de cobre puro y otras monedas.
El 24 de septiembre del mismo año los talleres de Barcelona, Valencia, Zaragoza e Ingenio de Segovia reciben la orden de acuñar piezas de 4, 2 y 1 maravedí con tipo único. Las equivalencias de estos cuartos, ochavos y maravedí con la moneda de plata era: "Real de plata doble (casi equivalente a dos reales de vellón por causa del pemio instituido en reinados anteriores) igual a 16 cuartos, igual a 32 ochavos, igual a 64 maravedís".
En Valencia, entre 1709 y 1713 ambos incluidos, se realiza una serie de acuñaciones destinadas a adaptar el antiguo sistema valenciano con el nuevo sistema establecido con caracter general en toda España. Se realizan acuñaciones de Seisenos (seis dineros) y Tresetas (tres dineros). Estas acuñaciones son las últimas realizadas en Valencia con un sistema particular, diferente al establecido como general en toda España.
Posterior mente se realiza otra emisión en Mallorca en 1722 con fines equivalentes.
A lo largo del reinado de Felipe V, y con motivo de la unificación monetaria del país, se dejan de acuñar muchas de las monedas de vellón locales, provinciales, que se venian acuñando hasta este momento. Deja de labrarse moneda local, paulatinamente, en Zaragoza, Mallorca y valencia, pasando a formar parte del sistema nacional las monedas que se sigue acuañando en estas cecas. Sólo se mantiene la acuñación de moneda local en Navarra, con valor de 4 cornados (octogonal) y 1 cornado (cuadrada).
En 1730 sale una ordenanza que dispone que todas las acuñaciones de moneda de cobre deben efectuarse en la casa de la moneda de Segovia.
En 1736 aún circula algo de moneda vieja que poco a poco se va cambiando su equivalencia hasta que el real de castilla se equipara al maravedí castellano.
En 1739 se realiza en Madrid una nueva emisión en moneda de cobre y valor de 4 maravedís, que se quedó en un ensayo debido a la facilidad de falsificación de la misma.
La escasez de calderilla obliga a la fabricación de nuevas piezas en 1741, para poder facilitar las transacciones del pequeño comercio. Esta acuñación se realiza en los talleres del Ingenio de Segovia y consta de valores de 4 y 2 maravedís de cobre puro, siendo el valor intrínseco de las monedas proporcionado al valor de la misma para evitar su falsificación y otros abusos. La talla de estas monedas es de 34 piezas de 4 maravedís por marco de cobre. Esta serie se complementa con una acuñación de monedas de 1 maravedí, debido a la necesidad de esta moneda, que se ordena en 1745 al Ingenio de Segovia, pero no se realiza hasta ya época de Fernando VI.
Hay escudos de oro sencillos, de 2, 4 y 8 con tipos tradiciones.
Las incidencias de la guerra de sucesión y la falta de reservas en la tesorería, son la causa de multiples altibajos en la acuñación de moneda de plata, proceso que sería muy dificil de averiguar si no existieran documentos que lo detallan casi paso a paso.
Se sabe que en Madrid se ralizan acuñaciones en plata a martillo en 1706 equivalentes a los de la pragmática de Carlos II de 1686 que redujo el peso de estas monedas. También se conocen reales de a 8 de esta métrica acuñadas en 1701 en Sevilla. En 1707 se baja la talla a 75 en marco y la ley es de 10 dineros. Se conocen reales de a 2, 4 y 8 de tipo antiguo, peso un poco reducido y motivos tradicionales. De esta clase se labran reales de a 8 en Sevilla desde 1704, en Madrid a partir de 1707 y en Segovia desde 1727. También se acuñó en Valencia al ser ocupada por los borbónicos.
En 1709 la ley es de 11 dineros y la talla de 68 piezas de reales en marco. En Madrid se realizan acuñaciones de reales de a 8 y a 4 con busto del monarca cubierto con peluca. Estos duros de cabeza duran poco y seguidamente se labran otros de escudo grande y cuartelado.
En 1716 empieza a fabricarse moneda provincial, es decir, de circulación restringida a España, con peso, ley y tipos como los de 1707, siendo de valores de 2, 1 y medio real. Estas labras se repiten en 1718 en las cecas de Cuenca, Madrid, Sevilla y Ingenio de Segovia.
En 1726 se sube el precio de la moneda de oro para evitar su fuga al extranjero. El escudo pasa de 16 a 18 reales de plata, el doblón de 32 a 36 y la onza de 128 a 144.
Las ordenanzas monetarias de 1728 señalan un cambio en las acuñaciones de la plata y el oro.
Normalizada ya la vida nacional, el 9 de junio se dispone que la moneda de oro sea de 22 quilates y de 11 dineros la de plata con talla de 68 piezas en marco (3,38 gr), tanto para escudos como reales. Las monedas deberian ser redondas, labradas con molinos o volantes y con cordoncillo en el borde. Esto en realidad era para las monedas de oro y los reales de a 8 y a 4, pues el 10 de agosto se determina que las monedas de plata con valor de real y medio real, sean de 10 dineros y talla de 77 y 157 en marco, 2,98 y 1,46 gr respectivamente, y se deberian acuñar con licencia especial.
La plata columnaria americana tenía premio a causa de su mejor peso y ley. En 1730 la relación del oro y la plata es de 1 a 16, ya que un marco de oro de 22 quilates se equipara a 16 marcos de plata de 11 dineros. En este año se dispone que el oro y la plata sólo se labre en Madrid y Sevilla.
El 16 de mayo de 1737 se vuelven a distanciar el vellón y la plata, al disponer " el escudo de plata valga 20 reales de vellón, el medio peso 10 y en esta proporción las demás monedas menores que se labren con el cuño de columnas y mundos; y la porvincial se estime con el aumento de 8 maravedís la pieza de 2 reales de plata, 4 el real y 2 el medio...". De esta manera el real de plata provincial, el acuñado en la península, pasa a valer 17 cuartos.
Para facilitar los cambios se había acuñado una pieza, mitad exacta del escudo de oro, que valía 18 reales de vellón y 28 maravedís. Con motivo de las dificultadas que prestaba para el cambio por el pico de los maravedís, el 22 de junio de 1742 se decide labrar otra pieza muy parecida, eliminando la anterior, con valor exacto del 20 reales de vellón, por cuya causa se la denominó "durillo". Así, frente al medio escudo de oro se prefirió el duro de oro, siendo de peor ley que el anterior.
Acuñaciones en las colonias.
La entonización de la casa de Borbón en España se refleja en América con novedades de tipo comercial, como la creación de la "nao de la China", que anualmente salía de Acapulco (Méjico) para adquirir productos en la indias orientales. También se fundan diversas entidades que incrementan el tráfico ultramarino.
En 1717 se segrega del Virreinato de Perú el Virreynato de Santa Fe (Nuevo reino de Granada), lo cual origina novedades numismáticas.
Durante gran parte del reinado de Felipe V las cecas americanas conservan los tipos tradicionales (1701-1728), tanto en oro como en plata.
Varias disposiciones en 1728 cambian esto totalmente. En esta fecha se ordena labrar un nuevo tipo de moneda de oro en Madrid, Sevilla y Méjico, consistente en busto del monarca a derecha cubierto con peluca en el anverso y en el reverso escudo grande redeado de toisón.
El 9 de junio de 1728 se dispone que las piezas americanas de plata tengan una ley de 11 dineros y que la talla del real sea de 68 piezas en marco (3,38 gr), por lo que resultan superiores a las de la península. El 8 de septiembre se manda que el real de a 8 suba en américa de 9 1/2 a 10 reales de plata y en igual proporción el real de a 4, que pasa de valer 4 3/4 a valer 5 reales de plata. En monedas de calderilla, el real de a 2 vale 40 cuartos (160 maravedís), el de 1 vale 20 cuartos y el de medio real vale 10 cuartos.
En lo topológico se implanta un nuevo tipo que consta de escudo redondeado y coronado, cuartelado de castillos y leones, con lises al centro y granada en la punta y a los lados ensayadores y valor, todo ello en el anverso de la moneda. En el reverso aparecen "dos mundos", superados de corona única, sobre ondas y entre columnas coronadas. A esta serie de monedas se la denomina de "mundos y mares" y entre los ingleses "pieces of eight" o "pillar dollar". En la historia del mundo, ninguna otra moneda ha tenido tanta difusión por ambos hemisferios, pues era la moneda más apreciada en el mundo entero, no sólo por su hermoso diseño, también porque mantenía firmemente su peso y su ley.
La primera ceca que adopta el nuevo tipo de monedas es la de Méjico en 1732, conservándolo hasta 1772. Más tarde realizan acuñaciones con este tipo otras cecas. Por primera vez en américa estas piezas incorporan el cordoncillo en el canto y se acuña en todos los valores. En principio el nuevo tipo de moneda no excluye al enterior, la acuñada a martillo, con lo que conviven los dos tipos de monedas.
Durante el reinado se realizan acuñaciones esporádicas de cobre. En Cuba se realizan unas acuñaciones obsidionales de cuartos y reales de a 8, todas en cobre.
Hijo mayor de Felipe V y María Luisa de Saboya. Su reinado fue el mas corto de la historia de España, tan sólo 229 dias. Murió de Viruela sin descendencia.
Con motivo de su corto reinado no le da tiempo a realizar ningún cambio en las monedas y sólo continuó lo imsmo que su padre. Durante su reinado se labran en la península monedas de oro con valor de 8 y 4 escudos en Segovia y de 2 escudos en Sevilla.
En plata se labran reales de a 2 en Madrid, Sevilla e Ingenio de Segovia.
En cobre sólo llegó a realizar acuñaciones de moneda local en Palma de Mallorca.
Acuñaciones en las colonias.
Debido a la brevedad de su reinado, a Luis I no le dio tiempo a acuñar demasiadas monedas en las cecas americanas, siendo todas ellas del mismo estilo que las acuñadas por su padre.
Es el cuarto hijo de Felipe V y su primera esposa María Luisa de Saboya. Cuando subió al trono, tras la muerte de su padre, España se encontraba en la guerra de sucesión austríaca, que terminó al poco tiempo sin ningún beneficio para España.
Su reinado se caracteria, monetariamente, por continuar con los tipos y valores de Felipe V. Durante ésta época se acuñan en oro en la península monedas de 8, 4, 2 y medio escudo. Es tal la aceptación del durillo (medio escudo de oro), que se evita labrar reales de a 8 en la península, moneda a la que era equivalente.
En plata sólo se realizan acuñaciones en la península en Madrid y Sevilla, con valores de 2, 1 y medio real.
En 1746 el ingenio de Segovia realiza unas acuñaciones con valor de 1 maravedí, que complementan la serie que inición Felipe V pero ya a nombre de Fenrnando VI. En 1747 se vuelve a repetir ésta misma acuñación.
La escasez de calderilla en Cataluña de luagar a una acuñación, en el Ingenio de Segovia, de piezas de Ardites durante los años 1754, 1755 y 1756. Pamplona realiza acuñaciones de 1 maravedí, octogonales, y medio maravedí, cuadradas.
Acuñaciones en las colonias.
Durante el reinado de Fernando VI se ordena que la onza valga 16 pesos. Siguen fabricandose 8 escudos de tipo perulero y de cruz y castillo, pero se van imponiendo el nuevo tipo, el tipo de busto.
Las acuñaciones de plata continuan igual que en el reinado de Felipe V, cambiando el nombre de monarca.
No se realizan acuñaciones en cobre durante el reinado en las colonias.
Carlos fue el tercer hijo de Felipe V que llegó a la vida adulta, y el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel de Farnesio, por eso sus hermanastros Luis I y Fernando VI fueron los que sucedieron en un principio a su padre Felipe V en el trono. La muerte sin descendencia de estos es lo que llevó a Carlos a subir al trono.
En el primer periodo de su reinado, Carlos III, no realiza cambios en las acuñaciones de monedas, continuando las que se realizaban pero cambiando en nombre del monarca, como era lo habitual.
En la península sólo se labran en oro las cecas de Madrid y Sevilla con valores de 8 y 4 escudos y el durillo o medio escudo. Las acuñaciones son de tipo busto en el anverso y escudo en el reverso, del mismo modo que se empezó a hacer en los reinados anteriores.
En plata se labran en Madrid y Sevilla todos los valores con el tipo de escudo grande en anverso y cuartelado de leones y castillo en reverso.
Durante esta primera parte de su reinado no realiza acuñaciones en cobre a nivel nacional, sólo realiza algunas acuñaciones locales en Pamplona.
A partir de 1770 comienza una serie de reformas en las monedas que toca todos los metales, con el fin de mejorar el numerario circulante y solucionar la escasez de algunos valores.
En 1772 se realiza la reforma del oro y la plata. Al oro se le rebaja la ley a 893 milésimas, 21,42 quilates, y se implanta el busto a derecha en el anverso y el escudo grande coronado con toisón al rededror en el reverso. A partir de este momento se vuelven a labrar en la península todos los valores en oro.
En 1779 se ordena que la onza de oro valga 320 reales (16 pesos fuertes), que es lo mismo que se había ordenado para América en reinados anteriores. En 1786 aparecen nuevos durillos, 20 reales de vellón, para reemplazar a los anteriores a 1772, que ya habian subido a causa del premio a 21 reales y cuartillo. En estas disposiciones se rebajaron en secreto la ley y el peso, pues hasta 1764 el oro esta entre 917 y 911 milésimas y entre 1764 y 1772 se queda en 909 milésimas (el escudo sólo 896).
En la plata se implanta el busto a la heróica o con manto y en el reverso escudo coronado y cuartelado de castillos y leones, con lises al centro y granada abajo. Las cecas que realizan la emisión de estas monedas son Madrid y Sevilla. La ley de estas mondas también baja de los casi 11 dineros que tenía anteriormente a los 10 dineros y 20 granos para las monedas de 8 y 4 reales y a 9 dineros y 18 granos para los valores menores.
Debido a la escasa acuñación en moneda de cobre en los reinados anteriores, comienza a notarse la falta de éstas monedas, especialmente la moneda de 1 maravedí. Por este motivo se realiza una emisión de piezas de 1 maravedí en Madrid en 1770 que da la pauta de las acuñaciones de vellón hasta 1858. Ésta emisión constituye una excepción en cuanto al lugar de acuñación, pues es la única moneda "regular" acuñada fuera de la casa de Segovia. En el averso aparece el busto del monarca mirando a derecha con peluquín y lazo y en el reverso cruz del infante Don Pelayo con lises al centro, cantonada con castillos y leones y con cordoncillo en el canto. Es entonces cuando se da origen a la conocida expresión de "cara o cruz" al lanzar una moneda al aire, que ha perdurado hasta nuestros dias. El 25 de septiembre de 1771 y el 5 de mayo de 1772 se ordena labrar en Segovia por valor de 6 millones de reales y con dichos tipos monedas de 8, 4, 2 y 1 maravedí, de talla 38, 85, 187 y 408 unidades en libra respectivamente, retirandose todo el vellón anterior.
Acuñaciones en las colonias.
Durante su reinado, Carlos III, mantiene los tipos de acuñaciones de moneda en oro y plata en las colonias hasta 1772, cuando realiza su reforma que afecta a las colonias de igual manera que en la península.
Méjico realiza acuñaciones en cobre en tres valoes.
En 1772 se dispone una reforma del oro que lo rebaja a 893 milésimas (21,42 quilates). Con esta reforma iguala las acuñaciones de las colonias con las de la pinínsula. Se implanta entonces el nuevo diseño de las monedas, igual al de la península, acuñándose todos los valores menos el medio escudo.
La pragmática del 29 de mayo de 1772 implanta con caracter general un nuevo tipo de moneda, consistente en busto real y escudo coronado y cuartelado entre columnas para todas las emisiones americanas. Secretamente se bajó la ley de la plata de 916 a 902 milésimas. Éste nuevo estilo de moneda se mantiene ya hasta la independencia de las colonias americanas.
Hijo de Carlos III y de su esposa María Amalia de Sajonia. Sucedió a su padre al morir éste en 1788. Tenía una amplia experiencia en los asuntos de Estado, pero pronto se vio superado por la repercusión de los sucesos ocurridos en Francia en 1789 y por su falta de energía personal, que hizo que el gobierno estuviese en manos de su esposa María Luisa de Parma y de su valido, Manuel Godoy.
Durante el reinado de Carlos IV continuan las mismas acuñaciones, tipos y valores que durante el reinado de su padre, tanto en la península como en las colonias americanas, con el único cambio del busto y el nombre del rey. En la péninsula se realizan acuñaciones en todos los valores de oro, plata y vellón y sólo Pamplona realiza algunas acuñaciones de caracter local.
Acuñaciones en las colonias.
Ya desde este reinaro, y finales del anterior, no se labra en las colonias más moneda macuquina (moneda recortada) ni en oro ni en plata.
Con motivo de la tardanza en llegar a América los cuños con el busto del nuevo monarca se mantiene. en ocasiones, el busto de Carlos III al igual que se venía haciendo en épocas anteriores, hasta que llegaran los nuevos cuños.
Durante el reinado, se descubrió que en la ciudad inglesa de Birmingham se falsificaban pesos americanos con destino a la Compañía Inglesa de Indias. Según declaraciones de los propios fabricantes "en todo tiempo han fabricado una cantidad considerable de reales de a 8". En 1792 una sóla fábrica producía semanalmente, por valor de 100.000 reales de vellón, unas 5.000 piezas. Es muy probable que en un principio se hiciera por necesidad, pues los pueblos orientales no aceptaban otra moneda más que nuestros pesos de dos mundos, acostumbrados al comercio con Manila. Más adelante fue el afán de lucro el que daría lugar a estas emisiones de falsificaciones, que en China se comprobaban taladrando y punzonándolas. Los falsificadores llegaron a imitar los punzones que el gobierno Inglés ponía a las piezas apresadas a los Españoles, de manera que pasaban por esta categoría.
A finales del siglo XVIII se prihibe que circule en Cuba la moneda recortada y de pesos disminuídos.
En 1794 se labran en Méjico unos cuartillos (un cuarto de real) con castillo y león. Se conoce también otro tipo de cuartillo con busto del rey y reverso como el de los maravedís y otro con escudo cuartelado.
En esta época comienzan a realizarse en las colonias una serie de acuñaciones de medallas-monedas con valor, conmemorando la proclamación del nuevo rey.
En cobre se realizan acuñaciones de monedas de 1 cuarto y 1 octavo en Caracas.
La imposicón a Carlos IV del tratado de Fontainebleau en 1807 por Napoleón, propugnando un reparto de Portugal, abre a los ejércitos de Francia las puesrtas de España que, paulatinamente, la ocupan sin lucha. Descubiertos los designios del emperador, ocurren en Madrid los sucesos del 2 de Mayo de 1808 que constituyen el comienzo de la guerra de la independencia.
A partir de este momento hay dos gobiernos en España, el "intruso", impuesto y dirigido por José Bonaparte, y el constituido por la Junta Central Gubernativa del Reino, pues Fernando VII estaba en el exilio, la cual en 1810 delega en un consejo de regencia que da lugar a las cortes de Cádiz y promulga la constitución de 1812, de aire liberal.
Estas circunstancias permiten que tanto el invasor como los ocupados labren moneda a nombre de ambos monarcas desde 1808 hasta 1814.
José Bonaparte, hermano Napoleón emperador de Francia, entra en Madrid el 20 de Julio de 1808 y abandona España el 13 de Mayo de 1813. Desde el principio acomete la reforma en el numerario, y por decreto de 1809 establece; "en las monedas de oro y plata se estampe su valor en reales de vellón, 20 reales en lugar de real de a 8, 80 reales en lugar de 2 escudos y así en las demás monedas".
Desde este momento se labran entonces monedas de 320, 160, 80, 40 y 20 reales de vellón, cuyo valor se sitúa en los lados del escudo del reverso. De este periodo sólo se conocen acuñaciones de monedas de 320 y 80 reales de vellón en oro y en plata de 20, 10, 4, 2 y 1 real de vellón.
Se realiza la labra de estas monedas en la ceca de Madrid, donde en 1809 y 1810 también se realizan acuñaciones con la nomenclatura y valoración antiguas, y en Sevilla.
En la ceca de Segovia realizaron acuñaciones en cobre y con valor de 8 maravedís, manteniendo el tipo de la moneda acuñada anteriormente y sólo cambiando el busto del monarca y en el reverso las flores de Lis por el Águila napoleónica. Estas acuñaciones se realizaron desde 1809 hasta 1813. Para la acuñación de estas monedas se utilizaron, en lugar de los cobre buenos utilizados hasta entonces, toda clase de bronces procedentes de piezas de artillería inútiles, campanas y toda clase de metales impuros, lo que dio lugar a una imperfección en las labores y deterioro de los cuños y útiles de fabricación, dando lugar al mal aspecto que presentas estas monedas de forma general.
Con motivo de la guerra y por la necesidad de numerario, el 21 de Agosto de 1808 se abre una ceca en Barcelona, cuyas piezas y nomeclatura vuelven a ser novedad con respecto a lo acuñado en el resto de España.
Se permitió acuñar doblones de 2 escudos de oro, del valor de 4 duros cada uno. Con peso, quilate y tamaño de los acuñados ultimamente en Madrid. Estas acuñaciones se realizan a partir del 29 de noviembre de 1811 con valor en las monedas de 20 pesetas.
En plata se acuñaron pesos fuertes (5 pesetas), medios pesos (2 pesetas y media), pesetas y medias pesetas (de este modelo no se conocen acuñaciones aunque hay noticias que dicen que se acuñaron).
En cobre se realizan acuñaciones de 4 cuartos, 2 cuartos, cuarto y ochavo (medio cuarto).
Como complemento de la disposición citada el 27 de Agosto de 1811, se ordenó convertir en ocavos (medio cuarto) todos los ardites que circulaban por Cataluña. Debido a esta disposición la moneda de medio cuarto suele estar acuñada sobre antiguos ardites.
Hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma. Fue obligado a abdicar la corona de España por Napoleón Bonaparte en Bayona y pasó toda la contienda preso en Francia. Con la derrota del ejército frances en España, Napoleón le devuelve la corona de España.
Como ya se ha dicho anterioremente, a causa del conflicto bélico entre los partidarios de José Bonaparte y los de Fernando VII, se da la consecuencia de acuñaciones de moneda entre 1808 y 1814 a nombre de ambos.
Desde un principio y por la falta de numerario, la Junta Local de Gerona acuña cospeles lisos de reales de a 8 con punzones en los que se lee Fer VII y por el otro lado en tres lineas GNA - 1808 - UN DURO, siendo la primera vez que se encuentra esta expresión monetaria en una moneda.
Al año siguiente esta misma ceca acuña "duros de cabeza" con busta a derecha y escudo cuartelado y coronado entre 5 - P(esetas). Se encuentran emisiones equivalentes a la de Gerona de 1808 en Lérida, Tarragona y Tortosa. Como reflejo de estas emisiones es una realizada en Mallorca en 1808 con valor de 30 Sous, 30 sueldos, que era el equivalente en la isla a 8 reales, duro o 5 pesetas.
Durante este periodo también se labó en Palma de Mallorca una moneda de calderilla de 12 dineros. Dicha acuñación fue muy escasa.
Además de estas piezas de emergencia, la Junta Superior del Principado labra reales de a 8 con marca C (Cataluña) con busto y escudo corriente. También se realizan en plata acuñaciones de monedas de 4, 2, 1 y medio real. Por los azares de la guerra la ceca de Cataluña oscila entre Reus y Tarragona (1808-1811), terminando finalmente en Palma de Mallorca (1811-1814). También se labran algunas onzas de oro con busto y escudo y valor de 8 y 2 escudos.
Debido a la ocupación de la mayor parte de España por los ejércitos franceses se autoriza la acuñación en Cataluña, en 1810 y para uso exclisivo del principado, de monedas con valores de 6, 3, 2 cuartos, cuarto y medio, cuarto y ochavo.
La primera disposicón que se dicta con caracter general sobre la acuñación de moneda de cobre, es el Decreto de las Cortes Generales de 19 de abril de 1811, que dicata que se establezcan fábricas de moneda de calderilla en los parajes que se juzgue más conveniente, pero siempre atendiendo a los cánones establecidos. Se establece entonces una ceca en Galicia.
El 24 de Agosto de 1808, con motivo de la proclamación de Fernando VII en Madrid, aprovechando la huída de José Napleón por la derrota de Bailén, se acuñan en la corte unas medallas-monedas con valor tanto en oro como en plata y en dierentes valores.
En el mismo año 1808, Sevilla labra reales de a 8 con busto del monarca y doblones en oro. Este mismo tipo de piezas se acuña en Cádiz a partir de 1810, pero Cádiz realiza acuñaciones en más valores que Sevilla.
En 1809 Valencia acuña reales de a 4, en 1810 reales de a 8 y en 1811 de 2, 4 y 8 . También Madrid realiza algunas acuñaciones de doblones a partir de 1812 y un medio escudo, en la que conmemora la coronación de Fernando VII en 1808. En plata realiza acuñaciones de 8, 4, 2 y 1 real.
En Marzo de 1811 el Consejo de Regencia, Fernando VII estaba prisionero en Francia, dispuso abrir nuevas cecas para la emisión de moneda de "calderilla", cuyas características debien ser como la moneda salida del Ingenio de Segovia durante el reinado de Carlos IV y Carlos III. Con este motivo comienza a funcionar una ceca en 1812 en Jubia, La Coruña. Esta ceca acuña monedas de valor de 8, 4 y 2 maravedís, con un arte mucho menor que la moneda salida del Ingenio.
En 1812 la Junta Suprema de Baleares, interpretando a su modo el decreto del Consejo de Regencia en el que se ordenaba el establecimiento de fábricas de "calderilla", acuña piezas de 12 dineros (un sueldo) de 7, 28 gramos. Moneda equivalente a las tresetas de Luis I.
En julio de 1812, el duque de Wellington, operando desde Portugal, derrotó a los franceses en Arapiles expulsándoles de Andalucía y amenazando Madrid. Si bien los franceses contraatacaron. Una nueva retirada de tropas francesas de España tras la catastrófica campaña de Rusia a comienzos de 1813, permitió a las tropas aliadas expulsar ya definitivamente a José Bonaparte de Madrid y derrotar a los franceses en Vitoria y San Marcial. José Bonaparte dejó el país, y Napoleón se aprestó a defender su frontera sur hasta poder negociar una salida.
Una vez concluida la guerra contra los franceses y vuetlo Fernando VII a España se distinguen tres etapas durante su reinado:
Todos estos periodos tienen su reflajo en las acuñaciones monetarias.
En el primer periodo (1814 a 1820), el monarca se revela como soberano absolutista, y uno de los que menos satisfizo los deseos de sus súbditos, que lo consideraban sin escrúpulos, vengativo y traicionero. Rodeado de una camarilla de aduladores. Derogó la Cosntitución de Cádiz de 1812 y persiguió a los liberales.
Continuó la emisión en monedas de oro y plata con la terminología antigua. En oro sólo la ceca de Madrid realiza acuñaciones en todos los valores, mientras que la ceca de Sevilla sólo realiza acuñaciones de doblones (2 escudos). En plata ocurre algo parecido, sólo la ceca de Madrid realiza acuñaciones en todos los valores, mientras que la ceca de Sevilla realiza acuñaciones de moneda de 8, 4 y 2 reales. Ambas cecas realizan estas acuñaciones con el mismo tipo de anverso y reverso. En 1818 se autorizó la circulación de la moneda francesa de la guerra, determinando que la que tuviese cordoncillo continuase con su valor, y la carente de él, que circulara al peso. Al año siguiente se decide exportar secretamente desde Bilbao y San Sebastián piezas de plata francesas, desgastadas, e introducir nuevas en igual número.
En cobre siguen las mismas acuñaciones que se venian realizando en maravedís hasta la fecha en la ceca de Jubia, pero cambiando en 1817 el busto del rey. Una vez liberada la ciudad de Segovia, comienzan allí las acuñaciones de este mismo tipo de monedas en el Real Ingenio en 1815. Debido a la necesidad de numerario de calderilla, la ceca de Pamplona realiza unas acuñaciones de monedas con valores de 6 maravedís, 3 maravedís, 1 maravedí y de medio maravedí. Dichas acuñaciones son realizadas con dos bustos diferentes del Rey.
El segundo periodo (1820 a 1823) es iniciado con la sublevación de Riego en Cabezas de San Juan. Es un periodo liberal, en el cual se reestablece la constitución y los decretos de Cádiz.
En 1822 se decretó un nuevo tipo de moneda, único para España y Ultramar, que consiste en busto desnudo del monarca en el anverso y gran escudo con toisón en el reverso para, el oro, e igual anverso y en el reverso escudo entre columnas, para la plata de 20 reales. Los valores de estas monedas se expresan como en el sistema nuevo implantado por José Bonaparte, en reales de vellón, siendo los valores de 320, 160, 80 reales en oro y 20 y 4 reales en plata. También hay en plata escudos franceses de tres fancos, resellados y reacuñados como medios duros (10 reales). En oro Madrid acuña los tres velores, mientras que Sevilla y Barcelona sólo acuñan los 80 reales. En plata Madrid, Sevilla y Barcelona acuñan moneda de 20 y 4 reales y las monedas de 10 reales reselladas son realizadas en las cecas de Bilbao, Madrid, Santander y Sevilla.
En cobre sólo se realizan acuñaciones en piezas de 8 maravedís con el nuevo busto del monarca. Estas acuñaciones se realizan en Pamplona (1823, fundida), Segovia y Jubia (1822 y 1823). Jubia realiza una acuñación en 1821 de 8 y 2 maravedís con el busto antiguo.
Barcelona realiza en este periodo una nueva acuñación de moneda provincial de 6 y 3 cuartos, del estilo a las acuñadas durante la guerra con los franceses, pero cambiando el escudo del reverso.
También se realizan acuñaciones provinciales en Mallorca en moneda de plata. Con motivo de una epidemia en 1821 se acuñan duros de plata con valor de 30 sous, punzonados, que recuerdan a los de la guerra con los franceses. Posiblemente esta emisión animó a otra que se realizó en 1823 similar pero con valor 5 - P. Durante la acuñación de esta moneda se produce el cambio de periodo y se vuelve al absolutismo, con lo que en el momento oportuno se substituye la parte final de la leyenda de la moneda de manera que existen monedas de las dos especies.
En el tercer periodo (1823 a 1833) se inicia de forma violenta, con la entrada en España de los "Cien Mil Hijos de San Luis" a las órdenes del Duque de Angulema (ejército francés venido al solicitar ayuda Fernando VII). En este momento se vuelve a implantar el absolutismo, pero esta vez de una manera moderada o incluso liberal-doctrinaria, que provocó un profundo descontento entre los círculos absolutistas, los cuales formaron partido en contra de Fernando VII entorno a su hermano, el Infante don Carlos. Esta ayuda extrajera se refleja, monetariamente, en la decisión de la Junta de Oyarzun en 1823 de valorar los 5 francos franceses en 19 reales, cosa que propició la desaparición de los duros españoles y la entrada de moneda francesa en cantidades enormes, pues su valor real era de 17 reales y 24 maravedís.
En oro sólo se realizan acuñaciones de 2 euscudos en las cecas de Madrid y Sevilla con el mismo tipo que venía haciéndolo hasta 1822.
En Plata sólo Madrid realiza acuñaciones en todos los valores, con el mismo tipo que venía haciendolo hasta 1822. Lo mismo le pasa a Sevilla, pero sólo acuñando los valores de 4, 2 y medio real.
En 1833 Madrid realiza una acuñación de monedas de 20 reales con un busto nuevo del Rey y el reverso del estilo de las monedas de oro, escudo con toisón.
En cobre se reanudan las emisiones en todos los valores y con el nuevo busto del rey. Pamplona realiza acuñaciones en moneda de medio, 1 y 3 maravedís. Jubia acuña con valores de 1, 2, 4 y 8 maravedís (hasta 1827 momento en el cual se suspende la acuñación en esta ceca). Segovia acuña con valores de 2, 4 y 8 maravedís, pero con el busto primitivo que venía acuñando anteriormente.
Frente al ejército invasor, Valencia acuña una moneda de medio duro obsidional, 4 reales.
Acuñaciones de moneda en las colonias.
Paralelamente a todos estos acontecimientos en la península, España va perdiendo poco a poco la mayor parte de su impero, que van declararon su independencia y comenzaron un tortuoso camino hacia repúblicas liberales.
En 1816 pierde Argentina, en 1819 pierde Chile y Colombia y en 1821 pierde Méjico. Sólo se conservaron Cuba y Filipinas, que se perderían más tarde. Las colonias españolas siguen realizando sus acuñaciones de monedas en oro y plata, hasta el momento de independizarse, del mismo tipo que las realizadas en la pinínsula, aunque ocasionalmente se acuñan tipos diferentes.
Las monedas que más difieren son las de calderilla, pues se crean multitud de cecas de emergencia por todo el continente americano por motivos de necesidad por la escasez de estas monedas.
Durante el reinado de Fernando VII, las cecas de Méjico y Lima acuñan todos los valores en monedas de oro, incluso el "durillo" (medio escudo), que ahora se labra por vez primera en américa. Sin este valor se cuentan Santiago, Santan Fe, Popayán y Nueva Guatemala. En Potosí, Guadalajara y Cuzco, parece ser que sólo se acuñan onzas.
Los talleres americanos que acuñan moneda de 8 reales con el tipo general son muchos. Algunos de los talleres sólo llegaron a acuñar moneda con el busto de Carlos IV y a nombre de Fernando VII, pues alcanzaron la independencia antes de que llegaran los nuevos cuños.
El 10 de abril de 1808 se mandó que las cecas de las colonioas acuñaran moneda a nombre de Fernando VII pero con busto de Carlos IV, hasta que llegaran los nuevos cuños desde la península. Así lo hicieron algunas de las cecas, pero otras cecas prefirieron inventarse retratos del nuevo monarca. Otras cecas prefieren labrar con tipos propios. Paralelamente a todas estas emisiones de pesos, reales de a 8, se labran también sus correspondientes divisores. Sólo en estas cecas americanas se acuña la moneda de plata de un cuarto de real.
Las acuñaciones de cobre americanas, como se ha dicho antes, son muy variadas.
Varias de las cecas americanas realizan acuñaciones de medallas-moneda con valor en oro y plata.
A la muerte de Fernando VII, en 1833, se manifestaban una serie de problemas en el sistema monetario:
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, se abre en España un crisis dinástica entre los partidarios de su hija, Isabel II y los de su hermano, el Infante Don Carlos, el cual no aceptaba la derogación de la ley sálica por la pragmática de 1830. Estos acontecimientos dan lugar a una Guerra Civil y un movimiento político, El Carlismo, cuya primera etapa fue un enfrentamiento militar donde el Infante se proclamó rey, con el nombre de Carlos V, y como tal quiso acuñar moneda a su nombre, pero no pudo hacerlo en buenas condiciones pues no contaba con buenas infraestructuras, hasta que sus tropas ocuparon Segovia.
El 4 de Agosto de 1837 las fuerzas de Zariátegui, en su expedición a Madrid, se apoderan de Segovia y en esta ciudad, aprobechando cuños de Fernando VII, al cual añaden bigote y cambia la leyenda, acuñan piezas de 8 maravedís y fecha de 1837 y siguiendo el mismo estilo. También en esta casa se acuña un moneda en plata con valor de 2 reales.
Otro foco beligrante, aparte de Navarra, era Cataluña. Aqui los carlistas acuñaron monedas de seis cuartos (en cobre), pasetas y medias pesetas (en plata) en el taller de Berga (Barcelona).
En 1845 Carlos V renuncia a sus derechos a la corona de España a favor de su primer hijo Carlos Lius. En 1855 Carlos V muere en la ciudad de Trieste.
A la muerte de Fernando VII se plantea en España el problema dinástico de la sucesión, pues el difunto rey no tenia hijo varón.
Durante el principio del reinado de Isabel II, al ser ésta menor de edad, tiene lugar la regencia de su madre, María Cristina (1833-1840), en la cual se redacta la constitución de 1837, de un estilo liberal. Desde los primeros años de este reinado comienzan las luchas políticas de liberales y absolutistas. Dichas luchas quedan en segundo plano fente a la guerra carlista, iniciada por el pretendiente al trono de España Carlos V, hermano de Fernando VII.
Durante los primeroa años del reinado de Isabel II el sistema monetario viene a ser una continuación del que había durante el reinado de su padre, pues se mantiene el sistema del doblón de 80 reales u "ochentín" (6,78 gramos), con cabeza de la reina mirando a la derecha en el anverso y escudo grande con toisón en el reverso. En este sistema el oro se labra en Madrid y Sevilla y la plata además en Barcelona, con sus correspondientes marcas de cecas.
Las acuñaciones de "calderilla", cobre, continúan con sus emisiones de maravedís. Primeramente en Jubia, habilitada nuevamente después de haber estado parada desde 1827 y, posteriormente, en Segovia. Más tarde lo haría Barcelona desde 1853 a 1858, que paradójicamente se efectúa en un periodo en el que labran monedas pequeñas en otro sitema. Los valores acuñados son 8, 4, 2 y 1 maravedí, también llamados dos cuartos, cuarto, ochavo y maravedí, respectivamente, con los tipos iniciados por Carlos III. En Madrid se acuñaron algunas piezas con las siglas DG (Departamente de Grabado) que se consideran como ensayos.
En 1837 se realiza una única acuñación en Pamplona de piezas de 8 maravedís equivalentes a las acuñadas en las otras cecas, pero en bronce amarillo y siempre fundidas.
Por orden 18 de junio de 1850 se disponía cesase la acuñación de este tipo de monedas, ocurriendo así en la casa de Jubia y Segovia.
En Barcelona, a causa de la primera guerra carlista, se acusa una falta de numerario para atender los gastos del conflicto. Entre 1836 y 1846 se labran en plata pesetas y en cobre monedas de seis y tres cuartos. Las pesetas que se labran en 1936 y 1937 durante el reinado de Isabel II son de tal similitud con las labradas en el periodo de 1808-1814 (por José Bonaparte), que podría admitirse que fueran del mismo maestro. Al ser esta moneda, peseta, equivalente a los 4 reales que se acuñaban en el resto de España, se igualó el peso, valor y ley a estos para no tener dos clases del mismo valor en el mismo estado.
En conbre se realizan acuñaciones en monedas de 6 y 3 cuartos, repitiéndose los tipos que fijó Fernando VII en 1823. Las piezas de 6 cuaros se acuñan desde 1836 a 1841 y de 1843 a 1846. Las monedas de 3 cuartos se acuñan en las mismas fechas y con las mismas características, pero en 1836 hay una variante con III-QVAR y leyenda PRINCIP CATHAL, retirada el mismo año, que en lugar de imitar las piezas de 1823 sigue la linea de la Junta Superior del Principado.
En virtud de la real orden de 5 de agosto de 1852, se dispone la recogida de la moneda catalana circulante hasta enconces en el principado, y por lo tanto el cese de la acuñación de la misma. En 1853 se habilita la casa de la moneda de Barcelona para que a partir del 1 de enero de 1854 pueda acuñar, por cuenta del Estado, monedas de plata y cobre con arreglo a los tipos corrientes. Amparados en esta disposición, se realizan acuñaciones de monedas de 8, 4 y 2 maravedís entre 1853 y 1858, del tipo que habian dejado de acuñarse en las casas de Jubia y Segovia.
Con el Real decrto de 15 de Abril de 1948 nace el sistema de Real de Vellón, con la finalidad de acabar con el desfavorable cambio de los 5 francos Franceses por 19 reales de vellón, pues se comprobó que en 95 duros Españoles había más plata que en 100 napoleones. También se pretendía llegar a una relación decimal entre las piezas de los diferentes metales, lo cual ya se había logrado en diferentes paises. Esta empresa sólo tuvo verdadera eficacia en los valores de "calderilla", de la cual hay dos sistemas consecutivos:
A) Valores en décimas de real: Este numerario se creó en 1848 y dura hasta 1853. Consiste en piezas de medio real, décima de real, doble décima y media décima, todas ellas en cobre. Las cecas que acuñan estas monedas fueron Jubia, Segovia y Madrid.
El 5 de Agosto de 1852 se decretó la recogida de la calderilla catalana, dibiéndose cambiar por "abonarés cortados por talón" hasta que llegase el nuevo numerario. Se hicieron con valores de 60, 100, 200, 500 y 1000 reales de vellón. En uno se lee: "Billete equivalente a la moneda de cobre. Barcelona 1º de Enero de 1853". En los ángulos constan las provincias del Principado, único lugar de curso forzoso. Pasado el plazo de entrega, las equivalencias monetarias serían: siesenas - 8 maravedís, tresenas y cuatro cuartos - 4 maravedís, con gran beneficio para el gobierno.
B) Valores en céntimos de real: Nuevo numerario que sustituye al anterior en 1854 que se mantiene hasta 1864. Se caracteriza, en cierto modo, por suprimir el medio real y la doble décima, además de volver al modelo consagrado desde 1772 del busto del monarca. Las piezas acuñadas son, cuartillo de real (25 céntimos de real), 10 céntimos de real y 5 céntimos de real. Segovia acuñó todos estos modelos desde 1854 a 1864, y Barcelona sólo la mayor en 1864.
C) Numerario de Oro y Plata: Debía ser con ley de 900 milésimas, constituyendo la mayor novedad la aparición, en 1848, del doblón de Isabel en talla de 27,6 piezas en marco (8,37 gramos la pieza), cuya labra se suspende momentaneamente en 1851. Su peso nada tenía que ver con los doblones viejos, 6,70 gramos, por lo que en este momento se cierra el sistema del "escudo de oro" implantado en España bajo Carlos I en 1535.
En 1854 se reestablece el doblón de Isabel que recibe el nombre de "centén" por equipararse a 100 reales de vellón, cuyo valor se consigna en las piezas. En 1861 se labran divisores de 40 y 20 reales en oro, para suplir la escasez de moneda de plata gruesa. De este periodo existen dos tipos diferentes de bustos de Isabel II, uno que va de 1850 a 1855 y el otro, un busto más moderno de la reina, que va desde 1856 hasta el final del reinado en 1868.
A estas piezas de oro se ajustan las de plata. Una de las novedades del momento es la sustitución de las iniciales de ceca por estreslles de diferentes puntas según la ceca, cosa que contúa así en adelante. Al igual que en las monedas de oro, también existen dos modelos de busto de la reina en las monedas de plata.
En 1854 el real se divide en 100 céntimos, lo que da motivo a la desaparición de la vieja contabilidad en maravedís, típica de Castilla desde la Edad Media. Las disposiciones sobre equivalencias determinaron que 1 maravedí valiese 3 céntimos y que 17 maravedís se cambiasen por 50 céntimos, siendo frecuente en dicho momento que muchos productos consignasen el valor en ambas monedas.
El 26 de Junio de 1864 nace el sistema del Escudo de Plata, la última tentaiva que se hace en el reinado de Isabel II para conseguir su sistema armónico y decimal entre los tres metales. El cambio de unidad monetaria parece obligado por la pequeñez del real de vellón como medida de valor. Ahora se toma el escudo de plata, equivalente a 10 reales de vellón y al medio duro o medio peso americano, creyendo que con ello se facilitarian las transacciones comerciles. En el orden material se altera el peso, valor, talla y tipos de las monedas, consignándose en las de oro su valor en escudos y en las de plata y cobre el valor en escudos y céntimos de escudo.
Pruebas no adoptadas.
Durante todo el reinado se fueron realizando diferentes pruebas de monedas que finalmente no llegarian a adoptarse.
Con el destronamiento de Isabel II se constituye en España un Gobierno Provisional que acuña en Segovia una pieza, que es la última acuñada en esta ceca, siguiendo aún el último sistema monetario del reinado de Isabel II. Esta moneda de 25 milésimas de escudo es equivalente a los dos céntimos y medio de escudo.
El 19 de octubre de 1868, el gobierno Provisional instituye un nuevo sistema, basado en los acuerdos monetarios de constitución de la Unión Monetaria Latina. La únión monetaria Latina consistía en la asociación de varios paises a favor de una moneda internacional que aparejase la unificación del peso, ley, módulo y curso de las especies de oro y plata.
En 1869 el Gobierno Provisional decide cerrar todas las casas de moneda a excepción de la de Madrid y centralizar en ella toda la producción de moneda en metales preciosos y estableciendo, por decreto, a la "peseta" como la unidad monetaria oficial en España, que se divide en 100 céntimos. Esta casa de moneda forma el núcleo de la que después, y en la actualidad, es la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda.
La nueva moneda, la Peseta, es equivalente a los 4 reales de Isabel II, con ley y peso como el franco Francés. A parteir de 1868 se introduce un cambio en las monedas que ya se venía dando desde las últimas acuñaciones de Isabel II en alguno de los valores. Éste cambio consistía en la aparición de dos fechas en las monedas, una grande (fecha de aprobación de emisión de la moneda) y otra dentro de las estrellas (fecha en que la moneda sale a circulación). Esta circustancia se dará en las monedas hasta ya entrado el reinado de Juan Carlos I, en donde desaparecerá a partir de 1982.
En plata se acuñan monedas de 5 pesetas de 25 gramos y 900 milésimas. También se acuñan en este metal monedas de 2 pesetas, 1 peseta, 0,50 y 0,20 pesetas, todas ellas con ley de 835 milésimas y pesesos de 10, 5, 2,50 y 1 gramos respectivamente.
En 1869 con la urgencia de acuñar moneda, se realiza una acuñación de monedas de 1 peseta en donde no aparece el nombre del país, si no que aparece quien manda la emisión de la moneda; "Gobierno Provisional". Esto no gustó al pueblo y en ese mismo año se cambia esa leyenda por España, como ya salía en las demás monedas.
En cobre se acuñan piezas de 10, 5, 2 y 1 céntimo, cuyo peso en gramos queda expresado por esos mismos números. La acuñación de estas monedas continuó sin cambios de fecha ni figura durante algunos de los reinados siguientes.
El Gobierno ordenó el 17 de enero de 1871 que todas las operaciones de contabilidad referentes a la fabricación de estas monedas se centralizaran en la Casa de Moneda de Barcelona. Todas las piezas llevan como fecha de emisión y fabricación la de 1870, aunque se produjeron de forma ininterrumpida desde 1870 a 1876. Estas piezas tuvieron gran aceptación, curiosamente no eran los tipos originales que ganaron el concurso realizados por Luis Plañiol, grabador principal de la casa de la moneda, sino que tenían el retocado del grabador general Luis Marchionni, cuyo modelo de león, que aparecía sobre sus patas traseras en el reverso, hizo que fueran conocidas como "perras gordas" (10 céntimos) y "perras chicas" (5 céntimos), pasando su nombre al vocabulario popular prácticamente hasta nuestros días.
Uno de los inconvenientes del nuevo sistema radicaba en poseer una unidad monetaria demasiado pequeña y a tal efecto en 1870 se acuñan 25 pesetas en oro en sustitución de las 20 pesetas de oro. En 1871 se da marcha atrás, al igual que en la Unión Monetaria Latina, que pretendía labrar monedas de oro de 100, 50, 20, 10 y 5 pesetas, todas ellas con ley de 900 milésimas. De estas acuñaciones de oro sólo se conoce la moneda de 100 pesetas, de la cual sólo se conocen 12 ejemplares.
Algunas monedas de 1 y 2 pesetas que podrían atribuirse a este periodo por ser idénticas a estas, fueron acuñadas con posterioridad, como se puede constatar con las fechas incluidas en las estrellas, 18-73, 18-74 y 18-75.
Pruebas no adoptadas.
La pretensión de Amadeo de Saboya al trono de España dura desde el 2 de Enero de 1871 hasta 11 de Febrero de 1873. Todo este período estuvo marcado por la inestabilidad política. Debido a toda esta inestabilidad, el recrudecimiento de la guerra de Cuba, una nueva revuelta Carlista y que no era grato en España, Amadeo decide renunciar a la corona de España en 1873.
En Plata se labran duros que consignan la ley, talla y valor que los de las emisiones anteriores. Estas monedas aparencen en Agosto de 1871 y continúan, después de su abdicación, durante la I República e, incluso, al principio del reinado de Alfonso XII, dato que constata la fecha en las estrellas de las moneda que van desde 1871 a 1875.
También se labraron en Madrid monedas de 100 y 25 pesetas en oro.
El 11 de Febrero de 1873 se instituye la I República, que se mantiene hasta el 3 de Enero de 1874. Deseosos los cartageneros de constituirse en una de las diversas regiones federadas, fueron atacados por las fuerzas del gobierno y con tal motivo acuñaron en plata monedas de 2 pesetas, 10 reales y 5 pesetas.
También Andorra realiza una acuñación en monedas de 10 y 5 céntimos en broncce, según el sistema del Gobiendo Provisional.
Defendió sus derechos al trono Español y desencadenó la Tercera Guerra Carlista (1874-1876).
Sus primeros elementos bancarios fueron unos "bonos del tesoro" fechados en Bayona en 1873 con valor de 100 reales de vellón, 25 pesetas, cada uno de los cuales sería "reembolsable como deuda preferente en los cinco primeros años de la pacificación del reino".
En 1874 se labran dos clases de duros con destino al territorio de Cataluña, que era en donde más apoyos tenía.
Consiguió abrir una Casa de Moneda en la localidad de Oñate, Guipuzcoa, que comenzó a funcionar en 1875 acuñando varias piezas de plata y bronces del tamaño, peso y ley de las piezas de 5 pesetas y 50 céntimos del Gobierno de Madrid.
También en 1875 es cuando acuña en Bruselas las piezas más conocidas de este periodo, que son las monedas de 5 y 10 céntimos de peseta con las mismas características que las del Gobierno Central y que circularon de menera generalizada por todas las zonas bajo la influencia Carlista.
En 1876 fué vencido por los ejércitos de Alfonso XII y refugiado en Francia, acometió la emisión de nuevos duros siendo expulsado por ello. Finalmente, en 1885 acuña nuevos duros en Bruselas equivalentes a los anteriores. Se considera a Auguste Brichant, antiguo inspector de acuñaciones de la Casa de la Moneda de Bruselas, como al autor de las mismas. Dichas acuñaciones pudieron ser realizadas para regalos diplomáticos y propagandísticos o para recaudar fondos para la causa carlista. Son de plata y de valor de 50 céntimos y 5 pesetas, algunas de doble peso y gran rareza. Algunos autores sólo consideran auténticos los duros acuñados en Oñate, creyendo que los restantes son de labra muy posterior y exclusivamente anecdóticos.
Hijo de Isabel II y rey de España desde 1874 hasta su muerte prematura a los 27 años en 1885. Se ganó el apodo de "El Pacificador", pues durante su reinado pacificó y resolvió todos los problemas que había en España y sus colonias.
Las piezas que se acuñan en este reinado son según el sistema creado en 1868, conservando sus características y cambiando el busto por el del monarca.
En oro se realizan acuñaciones de 10 y 25 pesetas.
En plata se acuñan monedas de 5 pesetas que continuan el reverso de las de Amadeo I, cambiando la cruz de Saboya por las lises Borbónicas en el centro del escudo. También se realizan acuñaciones de monedas de 2 pesetas, 1 peseta y de 50 céntimos.
Desde la real orden de 20 de julio de 1877 hay monedas en cobre con cabeza del monarca con valores de 10 y 5 céntimos. En el reverso de estas monedas se implanta el escudo sencillo coronado entre palmas. El encargado de esta emisión de monedas fue Oeschger y Mesdach en Barcelona (1877-79). También se acuñan monedas de 1 y 2 céntimos, pero estas monedas no llegaron a circular, se consideran pruebas y son bastante raras.
Hijo póstumo de Alfonso XII. Su primera parte del reinado lo realiza bajo la tutela de su madre, Doña María Cristina, y toma el poder efectivo en mayo de 1902, cuando obtiene la mayotía de edad. Durante su reinado tiene lugar el conocido desastre del 98, donde España pierde sus últimas colonias, Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En 1931, al proclamarse la II República, abandonó el país sin abdicar formalmente, cosa que haría en 1941 a favor de su hijo Juan. Falleción el 28 de Febrero de 1941 en Roma.
En las acuñaciones de moneda se sigue manteniendo el sitema de 1868, simplemente cambiando el busto del rey. Dichas monedas circulan hasta 1937 que, por motivos de la guerra civil, se retiran de la circulación todas las monedas de Alfonso XIII junto con el numerario de Alfonso XII, Amadeo I y Gobierno Provisional.
En oro se realizan acuñaciones de 20 y 100 pesetas.
En plata se realizan acuñaciones de 5 y 2 pesetas, 1 peseta y 50 céntimos, cambiando los bustos de monarca según va creciendo.
En cobre se realizan acuñaciones de 1 y 2 céntimos.
En 1925 se restaura nominalmente el valor del real con la acuñación de piezas de cuproniquel de 25 céntimos de peseta. En 1927 aparece otra emisiñon de moneda de 25 céntimos equivalente a la anterior pero con agujero central.
Pruebas no adoptadas.
A lo largo del reinado se van realizando varias pruebas de monedas para renovar algunos valores e introducir valores nuevos, echo que no llegó a suceder.
Según parece, desde el siglo XI circulaban por estas islas gramos de oro de diferentes tamaños haciendo la función de moneda. Según H. O. Beyes el sultanato de Jolo tuvo numerario propio desde el siglo XV en piezas de hierro, bronce y estaño, con caracteres arábigos. Más tarde aparecería los "piloncitos" de oro.
La conquista del archipiélago por los Españoles tiene lugar en 1564, recibiendo estas islas el nombre que tiene en honor a Felipe II. En 1571 Legazpi ocupa Manila. Se dice que en 1595 se funda allí una ceca, pero hasta 1675 sólo se labra allí piezas irregulares de plata. Estas piezas junto con las monedas que llegaban de Perú, generalmente moneda macuquina, forman el circulante filipino hasta mucho tiempo después.
En tiempos de Felipe V las Filipinas constituyen una capitanía General dependiente del virreinato de Nueva España. Desde 1732 comienzan a circular por las islas los pesos de dos mundos, producto del comercio y del subsidio anual que se recibía de Méjico. Las nuevas piezas son de gran perfección técnica y de peso y ley constantes. Esta nueva moneda compmite con la que había macuquina, pero no consigue expulsarla, si no al revés, la mala moneda expulsa a la buena.
En 1766 se empiza a acuñar calderilla (monedas de un cuarto de real) con motivo de la guerra existente con Inglaterra (1762-1764). Estas acuñaciones a nombre de Carlos III, finalizan en 1783.
Entre 1796 y 1810 se señalan frecuentes importaciones de cuartillos de plata mejicanos. A pesar de estos envíos el circulante de plata en las islas siempre fue escaso, posiblemente por el activo comercio con china.
Durante el reinado de Carlos IV se realizan nuevas acuñaciones en moneda de cobre con valor de 1 cuarto.
Uno de los aspectos más típicos del numerario de plata, y algo de oro, filipino lo constituye le existencia de piezas reselladas, hecho que sucede principalmente durante el reinado de Fernado VII y algo del reinado de Isabel II. Con ello se pretendía que en Filipinas no se enteraran de la independencia de las colonias americanas.
Durante el reinado de Fernando VII se realizan en Manila acuñaciones de cobre con valor de un cuarto y 1/8. En 1834 se realiza la acuñación de nuevos cobres con valor de 4, 2 y 1 cuarto a nombre de Fernando VII, pese a que este ya había fallecido. Estas monedas recuerdan en ciero mondo a la moneda de cobre de Felipe V. También se realizan acuñaciones de este tipo en 1835 a nombre de Isabel II.
En 1855 se trató de crear nuevamente una ceca en Manila y se realizan pruebas de monedas de 5 pesetas con el busto de Isabel II, cuyo cuño se labró en España, pero los trabajos no llegaron a más.
En 1857 se detectó en el archipélago gran número de onzas falsas a nombre de Fernando VII y fecha 1809, todas procedentes de china. Por una disposición de 1861 se autoriza la labra de oro y plata en Filipinas y con tal motivo se inaugura la ceca el 19 de marzo de dicho año, que funciona con bastante normalidad hasta 1898.
En oro se labran monedas de 4, 2 y 1 peso, cuya circulación estaba prohibida en España.
En plata se acuñan monedas de 50, 20 y 10 centavos de peso. Durante el periodo de 1864-68, la ceca de Madrid fabrica monedas de 20 centavos de peso (una peseta) con destino a las islas, con estrella de 5 puntas como emblema del taller. Esta moneda es contemporánea y de igual valor a los 40 céntimos de escudo que circulan por la península en ese momento.
En 1859 se realizan pruebas para la emisión de una nueva moneda de 2 cuartos con mejor técnica que la moneda de cobre acuñada hasta ahora, que no llegó a circular.
Ya en el reinado de Alfonso XII se vuelven a labrar monedas de 4 pesos en oro, iguales que las de Isabel II, pero con el busto del nuevo monarca. Al público filipino no le gustó esta moneda y rechazó estas piezas al estar acostumbrado a las que tenían el busto de Isabel II, hasta tal punto que llegaban a dar un "premio" por ellas. Consecuencia de esto es que el gobierno filipino abandonó los cuños de Alfonso XII y volvió a labrar con los de Isabel II.
En plata la ceca de Madrid acuña monedas de 50, 20 y 10 centavos de peso, en emisiones desde 1880 a 1885.
En 1893 se autoriza la acuñación en el taller de Manila de monedas de bronce de 1 y 2 centavos. Dichas monedas no llegaron a circular y son consideradas prácticamente como pruebas
La última emisión de moneda Española para Filipinas es el Peso (o duro) labrado en Madrid en 1897 para su uso exclusivo en Filipinas, con tipos idénticos al peso de Puerto Rico de 1895 y al duro de la península, pues las tres monedas eran equivalentes.
Durante la regencia de María Cristina, madre de Alfonso XIII, se labran en Madrid diversas piezas con destino a América. En 1895 se acuña moneda de 1 peso y 20 centavos para su circulación en la isla de Puerto Rico. En 1896 se vuelve a acuñar moneda con valores de 40, 20, 10 y 5 centavos de peso con el mismo destino de Puerto Rico. Todas estas piezas eran equivalentes a las monedas que circulaban en ese momento por la península.
Se conoce una acuñación en moneda de cobre y con valor de 10 céntimos fechada en 1890, en cuyas caras aparecen motivos propios. Dicha moneda parece ser una prueba.
El 14 de Abril de 1931 se proclama en España la II República después de la salida del país del rey Alfonso XIII, a la vista de los adversos resultados obtenidos por las candidaturas monárquicas en las principales capitales de provincia en las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931, así como a la constatación de la falta de apoyo popular tanto de los estamentos políticos y sociales como de las fuerzas armadas o del orden público.
A partir de este momento comienza en España una situación muy delicada de reformas, cambios de gobierno y contrastes de opiniones que desembocan, el 17 de julio de 1936, en el inicio de la Guerra Civil Española.
Hasta la Segunda República, las monedas de 1 peseta fueron acuñadas en plata, incluida una acuñación de moneda de peseta realizada por la república en 1933. La primera moneda de 1 peseta de metal no precioso fue acuñada en 1937, en ella aparecía el rostro de una mujer, representación alegórica de la República, y en el reverso un racimo de uvas. Estas monedas fueron conocidas como "la Rubia", por el color que le daba el latón, metal en el que estaba realizada.
Durante este periodo de la historia Española sólo se acuñan monedas 1 peseta y divisores de ésta, 5, 10, 25 y 50 céntimos. Las acuñaciones son en metanes no preciosos, hierro, niquel, cobre y latón. Sólo en 1933 se realiza una acuñación de monedas de 1 peseta en plata.
Pruebas no adoptadas.
También se realizaron numerosas pruebas de monedas en diferentes valores y metales que finalmente no llegaron a ser adoptadas como moneda.
Ante la escasez de moneda durante la guerra civil en ambas zonas, la republicana y la nacional, diferentes organismos como gobiernos autónomos, ayuntamientos y consejos acuñaron gran número de moneda de diferentes valores y en diferentes materiales. Al mismo tiempo, los delitos monetarios adquirieron mayor gravedad, ya que se impusieron las prohibiciones del uso de numerario del bando contrario. Estas emisiones se denominaron, "emisiones de urgencia o necesidad".
Éstas emisiones "municipales" estaban realizadas en metales pobres, como pueden ser el níquel, cobre, cuproníquel, hierro, latón, aluminio, etc. Eran piezas toscas, con tipologías poco desarrolladas y, en líneas generales, van a tener relación con la autoridad que la emite. Respecto a su leyenda, también realizaron una alusión al poder emisor y a la República española. Pese a la precariedad de metales y medios de fabricación de estas piezas, algunas de ellas son de bastante buena calida, aunque no se pudo efectuar pagos con ellas fuera de la zona en que se emiten.
Todas estas emisiones se prohibieron por decreto el 6 de enero de 1938, pero ante la necesidad no desaparecieron de la circulación.
La gran mayoría de estas acuñaciones se realizan en zonas del norte de España y en Menorca, debido a la gran escasez de numerario pequeño en estas zonas, necesario para las transacciones cotidianas, a causa de la retirada de la moneda de plata en todos sus valores (motivado, principalmente, por la subida de la plata, pues era mayor el valor del metal que el valor nominal de la moneda) y la gran variedad de grupos políticos en la zona. Esta retirada de moneda de plata fue realizada en mayor medida por el gobieno republicano que predominaba en estas zonas y en menor medida por acumularla los partículares, al ser la única moneda válida en ambos lados y por el valor del metal.
Muchas de estas monedas fraccionarias fueron acuñadas en papel y, en muchos casos, sin respaldo económico, dando lugar a una gran inflación.
Cataluña es la zona de España que realiza más emisiones de moneda local, llegando a emitir moneda en multitud de pueblos y casi hasta los particulares, aqui sólo mostraremos una paqueña parte de ellas, existiendo muchas más.
Multitud de otros municipios y empresas realizan acuñaciones que circularon durante este perioro.
Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), fue jefe del estado que gobernó España entre abril de 1939 y noviembre de 1975 como consecuencia de la Guerra Civil acontecida años antes (1936-1939).
En 1939, el régimen retira de la circulación las monedas de metales preciosos, acuñadas desde la instauración de la peseta como unidad monetaria en 1868, aunque ya hacía tiempo que no circulaban por motivos de la guerra civil. Pero los motivos económicos y de abastecimiento de materias primas dificultaban la acuñación de las nuevas monedas con materiales previamente utilizados, pues con los metales retirados se iba pagando la reconstrucción del país.
Por la necesidad de numerario durante la Guerra Civil, el gobierno de Burgos acuña en 1937 de una moneda de 25 céntimos de una aleación de cobre y niquel que circularía por los territorios conquistados. También ralizan una prueba de moneda de 10 céntimos en cinc que no llegó a circular.
Una vez terminado el conflicto, en 1940 se aprueba la acuñación y puesta en circulación de moneda de aluminio con valaores de 5 y 10 céntimos, con jinete con lanza en el anverso, a imitación de las monedas de tipo ibérico y en el reverso de la moneda el escudo de España con el águila de San Juan al estilo a la moneda de los Reyes Católicos y las columnas de Hércules. Este tipo de reverso, con algunas variantes, se realizará en casi todas las monedas de este periodo. Estas acuñaciones de monedas de 5 y 10 céntimos sólo se realizan durante 4 años, 1940, 1941, 1945 y 1953.
Estas monedas tenían el problema de ser de un metal muy blando, lo que hacía que se estropearan con demasida facilidad y rapidez. El departamento técnico de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre resolvió la situación eligiendo como modelo la moneda de 1 dinar de Yugoslavia, dura y resistente. En los talleres de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre se realilzan varias pruebas de peseta para comprobar la efectividad de los metales, hasta que se adoptó la aleación definitiva de 90% de cobre y 10% de aluminio, fundando así la futura base del sistema monetario español.
En 1944 el nuevo régimen manda acuñar moneda con las nuevas características y con valor facial de 1 peseta siguiendo un diseño en el que no aparece la efigie del cudillo, tan solo la expresión de su valor en el anverso y el escudo nacional en el reverso, por lo que pasaron a conocerse popularmente como “las peseteas del uno”. Con este mismo diseño, pero con valor de 2,50 peseetas se realizan unas pruebas de moneda que finalmente no llegaron a circular.
La progresiva recuperación económica de España alentó la creación de un amplio sistema monetario que pretendía prestigiar la moneda española con mejores materiales y la incorporación de la imagen del jefe de Estado.
El 27 de diciembre de 1947 se manda acuñar una nueva peseta con las mismas características que la acuñada en 1944, pero con un nuevo diseño. Se añade a la moneda la efigie del jefe de Estado en el anverso. Un grabado con el busto de Francisco Franco fue el modelo elegido para la fabricación de estas monedas. También se añade en el reverso de la moneda dos estrellas, una a cada lado del valor de la moneda, y en ellas se acuña el año en que la moneda sale a circulación. Se realizaron pruebas de monedas de 25 céntimos que finalmente no se utilizarian.
En 1949 se acuña moneda con valor facial de 5 pesetas y 50 céntimos en aleación de cobre y niquel. La moneda de 5 pesetas sigue el diseño de la peseta, busto de Franco en el anverso y escudo de España con el águila de San Juan y las columnas de Hércules en el reverso, mientras que la moneda de 50 céntimos tiene un diseño totalmente diferente. La moneda de 5 pesetas sólo se acuñó durante unos pocos años pues con la subida de los metales y el tamaño de la moneda se hacía insostenible y en 1957 se reduce el tamaño de la moneda. En 1951 algunas monedas de 50 céntimos salieron con un error de acuñación, pues las flechas del reverso apuntaban hacia abajo en lugar de hacia arriba como tenía que ser.
En 1953 se realizan nuevas acuñaciones de moneda de 1 peseta, manteniéndose igual que en 1947 y cambiando sólo en año del anverso y las cifras de las estrellas del reverso. También se manda acuñar una nueva moneda con valor de 2,50 pesetas de estilo similar a la peseta, pero con mayor tamaño.
La industrialización y el despegue económico de España afectó a la producción de la moneda. Nuevas aleaciones y maquinaria de calidad abastecían el mercado de la moneda necesaria, cada vez más económica y mejor acabada. Se va empezando a acusar la falta de moneda de múltiplos de peseta, con lo que en 1957 se empiezan a acuñar monedas nuevas de 5 y los valores nuevos de 25 y 50 pesetas en una aleción de cobre y nique, siguiendo el modelo de la peseta, aunque con una ligera variación en el escudo del reverso que coloca el águila de San juan en otra posición. En esta serie se da la peculiaridad que la moneda de 5 pesetas ha disminuido considerablemente el tamaño y el peso con respecto a su predecesora.
En 1959 se realiza una acuñación de moneda de 10 céntimos en aluminio, que ya incorpora el nuevo diseño con el busto del Jefe del Estado en el anverso de la moneda.
En 1963 se vuelve a realizar una acuñación de monedas de 1 peseta y 50 céntimos, manteniéndose igules los motivos y sólo cambiando la fecha de emisión.
Las enormes cantidades de moneda fraccionaria en circulación transmitían una imagen desmesurada y antigua de Franco, que en 1966 contaba con 74 años. Debido a este motivo se dispone que el día 1 de mayo de 1967 entren a la circulación las nuevas monedas de 1 peseta con un busto más reciente del general. Ademñas de la moneda de peseta se acuña un nuevo modelo en aluminio para la moneda de 50 céntimos y un nuevo valor, las 100 pesetas de plata de 800 milésimas, todas ellas con el nuevo busto en el anverso.
En 1966 fue aprobada por referéndum la propuesta de Ley Orgánica del Estado, en la cual se preveía la separación de los cargos de Jefe del Estado y Jefe de gobierno.
En 1969 el General Franco nombró al príncipe Don Juan Carlos como su sucesor y a título de rey, con lo que se restauraba la monarquía en España tras su muerte, echo que ocurrió noviembre de 1975.
Acuñaciones especiales y pruebas no adoptadas.
Entre el 24 de noviembre y el 14 de diciembre de 1958 se celebra en Barcelona la I Exposición Iberoamericana de Numismática y Medallística. Con motivo de este evento se realizan unas acuñaciones de monedas de curso legal con los nuevos valores y modelos de las monedas de 5, 25 y 50 peseetas. Estas monedas se distinguían de las demás monedas de circulacion porque no tenían en el reverso la estrella de 6 puntas (marca de ceca de Madrid) con la echa en su interior, si no que en su lugar tiene las letas BA. Estas monedas se daban (pagando las 80 pesetas que eran su valor facial) a los visitantes de la eposión junto con la entrada a la misma.
Entre 1961 y 1963 se realizan en la FNMT una serie de re-acuñaciones oficiales de monedas de oro con cuños existentes del reinado de Alfonso XII y Alfonso XIII. Estas reacuñaciones no eran de curso, solo de colección. Se realizan con las mismas caracteríasticas que las monedas originales de su época pero se diferencian de ellas en las cifras de las estrellas, que ahora son 19-61 o 19-62 según el año que se acuñaron. Se realizaron monedas con valor de 10, 20, 25 y 100 pesetas.
A lo largo de este periodo también se realizaron deversas pruebas en monedas que finalmente no llegaron a realizarse.
La muerte del General Franco trajo consigo una serie de cambios en el sistema gubernamental. Se vuelve a instaurar la monarquía borbónica coronando a Don Juan Carlos como Rey de España. Este cambio es notado también en la acuñación de la moneda, que lleva ahora en el anverso en busto del monarca y cambiando los reversos de algunos valores.
La peseta creada en 1966 cambia ahora el busto del General Franco por el del nuevo soberano, manteniendo su reverso. Lo mismo le ocurre a la moneda de 50 céntimos. Los otros múltiplos de peseta, además del cambio del busto del anverso, también cambian sus reversos, que pasan a ser el escudo de armas de Don Juan Carlos en los valores de 5 y 50 pesetas y una corona en las monedas de 25 pesetas. La moneda de 100 pesetas de plata desaparece y en su lugar aparece una nueva moneda del mismo valor, pero de aleación de cobre y niquel como en los valores de 5, 25 y 50 pesetas. Esta nueva moneda sigue el mismo diseño que la moneda de peseta.
En 1980 España es elegida como sede para el campeonato del Mundial de Futbol que se realizaría en 1982. Dicho acontecimiendo genera una cambio en las acuñaciones de las monedas, cambiando el reverso de las mismas con motivos conmemorativos del acontecimiento deportivo, en lugar del reverso que tenían hasta ahora. Este nuevo diseño se prolonga durante tres años, 1980, 1981 y 1982.
En 1980 comenzó una etapa de reformas en el sistema monetario basado en la moneda metálica. Los grandes módulos de níquel y cobre, inalterados desde su instauración, se habían quedado obsoletos debido al aumento de precio de los metales, los costes de fabricación y las sucesivas devaluaciones. La Comisión para el Estudio de Moneda metálica analizó la problemática de las monedas antiguas en circulación y publicó un informe en noviembre de 1981 con las modificaciones formales del sistema. Se cambia la aleación de la moneda de 1 peseta, pasando a ser de aluminio a partir de 1982. También se realiza el cambio del reverso de la moneda de 1 peseta, pasando a ser el nuevo escudo de España, en lugar del que adoptó el General Franco. Este modelo, aprobado por el Real Decreto de 14 de mayo de 1982, sustituyó al anterior. Se suprime en todas las monedas la estrella de seis puntas que contenía la difra del año de circulación de la moneda y se graba en su lugar la antigua M coronada como marca de ceca, retomando así la tradicional marca de ceca de Madrid. En este mismo año se manda acuñar una nueva moneda con valor facial de 2 pesetas, también en aluminio y se deja de acuñar la moneda de 100 pesetas de cuproniquel de gran tamaño, para acuñarse una nueva del mismo valor pero de menor diámetro y aleación de bronce, aluminio y hiero. Las monedas de 5, 25 y 50 pesetas se mantiene sin cambios, a excepción de volver en 1982 al reverso que tenian antes de cambiar para el mundial de futbol.
En 1983 se dejó toda la moneda fraccionaria, de valor menor a una peseta, puesto que ya no eran utilizadas en ninguna operación. A partir de éste año se empiezan a realizar acuñaciones de nuevas monedas con valores faciales de 10 pesetas, en 1983 con aleación de cobre y niquel, 200 pesetas, en 1986 de la misma aleación que la anterior, y 500 pesetas, en 1987 con aleación de cobre, niquel y aluminio.
En 1989 se establecen las bases definitivas del nuevo sistema monetario basado en un sistema escalonado en tamaños, formas y colores (alternando los colores blanco y amarillo), inconfundible al tacto y diferenciado entre piezas. A partir de esta fecha se dejan de acuñar las monedas como se venian acuñando hasta ahora y se empiezan a acuñar las monedas con el nuevo sistema y tamaños. Las únicas monedas que se mantienen constantes, en tamaño y aleación, son las de 10, 100 y 500 pesetas, que ya venian acuñándose en este nuevo sistema. En 1993 la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre introduce, como novedad en la moneda mundial, la imagen latente que se incorpora a la moneda de 500 pesetas. Desde 1990 se viene cambiando cada año el anverso y el reverso de algunas monedas con diferentes motivos conmemorativos.
En 1994 se lanzó una nueva moneda de curso legal en plata y con valor facial de 2000 pesetas, aunque con escasa circulación y reservada prácticamente a coleccionistas.
Este nuevo sistema monetario continuó inalterado hasta la desaparición de la peseta el 28 de febrero de 2002, cuando fue sustituida definitivamente por el euro, tras 133 años de vigencia.
El 15 de diceimbre de 1995 los estados miembros de la Unión Europea acordaron la creación una moneda única (como estaba previsto en el Tratado de le Unión Europea desde 1993), a la que llamaron "Euro".
Con motivo de este acuerdo, en 1998 se acuña en España una serie de euros para hacer una prueba de aceptación de la nueva moneda. Esta prueba se realizó en la ciudad malagueña de Churriana, motivo por el cual se les conoce con el nombre de "euros de Churriana".
El 1 de enero de 1999 dejan de existir como sistemas independientes las monedas de los once paises miembros de la Unión que se acogieron al Euro, Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Paises Bajos y Portugal, y se fija entonces una cambio fijo para cada moneda con respecto al euro. También tres paises fuera de la Unión Europea adoptaron la moneda a través de un acuerdo, Mónaco, San Marino y la Ciudad del Vaticano. El 1 de enero de 2001 se incorpora a este grupo Grecia y en fechas posteriores se van incorporando otros paises.
Debido al periodo necesario para la producción de la nueva moneda, las antiguas monedas de estos paises siguieron acuñando y siguieron siendo válidas en las transacciones hasta el 1 de enero de 2002, cuando entra en circulación el Euro. El Euro circula conjuntamente con la antigua moneda durante dos meses aproximadamente, momento en el cual la antigua moneda cede todo su protagonismo al euro y deja de ser válida para las transacciones comerciales.
Todas las monedas de euro tienen una cara nacional para cada país (el anverso de la moneda) y una común para todos los paises del euro (el reverso de la moneda) y son de curso legal en todos los paises de la zona euro.
Reverso común para todas las monedas de los estasdos miembros:
Anverso de las monedas de euro en España:
Con motivo de la ampliación de la Unión Europea que se hizo en 2004, se queda anticuado el reverso común de alguno de los valores de monedas. Esto da lugar que a partir de 2007 se modifique el reverso de las monedas, ampliando el mapa a toda Europa. Este nuevo diseño no es aplicado al mismo tiempo por todos los paises que emiten euros.
A lo largo de los años el Consejo Europeo ha ido cambiando algunas de normas con respecto a la estética de la cara nacional de las monedas, obligando a algunos paises a modificar algo sus caras nacionales para adecuarse a las nuevas normas. España modifica su diseño desde el año 2010.
En el año 2004 se acuerda la emisión de moneda conmemorativa de 2 euros de curso legal en todos los estados miembros. Dichas monedas deben cumplir una serie de requisitos para ser aceptada su emisión. España realiza la primera emisión de este tipo en 2005 y de orma continuada a partir de 2010.
Monedas de 2 euros conmemorativas de España:
Como se venía haciendo desde los últimos años de la peseta España acuña una moneda conmemorativa de circulación, aunque su circulación es muy escasa, en plata. Ahora el valor de la moneda es el equivalente en euros del que tenía en peseta, pasando a valer 12 euros. Esta moneda es acuñada todos los años hasta el año 2010, cuando se deja de fabricar por motivos de las variaciones del precio del metal. En su lugar se fabrica una nueva moneda de 20 euros, que se acuña en los años 2010 y 2011 cunado nuevamente deja de acuñarse. A partir del año 2012 la moneda de plata para la circulación que acuña España pasa a ser de 30 euros.
Otros estados miembros también tienen monedas conmemorativas en plata y otros metales, en diferntes valores que van desde 1,50 euros hasta las monedas de 5000 euros en oro francesas. Este tipo de monedas sólo son de curso legal en su correspondiente estado miembro de la unión.
El 2 de Junio de 2014 su Majestad el Rey de España, Don Juan Carlos I, anuncia que abdica la corona de España en su hijo Don Felipe de Borbón, el cual reinará en España con el nombre de Felipe VI desde esa fecha.
El 19 de Junio de 2014 es coronado Rey de España Felipe VI.
Monetariamente sólo se realizan cambios en las monedas en las que sale el busto del monarca (los valores de 1 y 2 euros y las monedas conmemorativas de 30 euros), pasando ahora a salir el busto del nuevo rey, continuando sin alterarse los demás valores. Dichas acuñaciones se realizarán a partir de 2015.
Siguiendo la tónica, se continuan las acuñaciones de monedas conmemorartivas de 2 euros, acuñando en 2014 la primera de ellas.
Al igual que durante el reinado de su padre, Felipe VI continúa con las acuñaciones de las monedas especiales en plata con valor facial de 30 euros.